La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad para la mayoría de las personas, empresas, instituciones, gobiernos y, en general, para la sociedad.
Adaptarse supone un enorme desafío para las organizaciones, pero también representa una oportunidad inmejorable para mejorar la manera de hacer las cosas, adoptando un enfoque más responsable y sostenible
En este sentido, hace algunos meses recopilábamos algunas de las normas en el ámbito ESG, referidas tanto al medioambiente (reducción de emisiones, eficiencia energética, contaminación del agua, circularidad…) como a aspectos sociales (gestión de la seguridad y la salud en el trabajo, diversidad, inclusión, igualdad…) y de gobernanza (compliance, gestión del riesgo…).
Un paso adelante en sostenibilidad
Ya sea por convencimiento o para responder a las obligaciones normativas, como la Directiva de información de sostenibilidad corporativa (CSRD, por sus siglas en inglés), las empresas van a dar un paso adelante en cuanto a la sostenibilidad este año.
“La sostenibilidad empresarial está inmersa en un proceso de maduración que va a consolidarse a lo largo del año que viene. Más allá del foco en la regulación, las compañías entienden cada vez mejor el valor que pueden obtener a partir de una gestión profesional de la sostenibilidad, ya sea desde el punto de vista de procesos, de su cadena de valor, de los riesgos y oportunidades derivados de su doble materialidad o de ser conscientes del impacto neto que genera su actividad”, explica Ángel Pérez Agenjo, socio director de Transcendent, consultora especializada en sostenibilidad e impacto.
Éstas son las 7 tendencias que guiarán el devenir de las empresas en el ámbito de la sostenibilidad en el ejercicio que acabamos de estrenar.
1. Capitalizar la oportunidad de la adaptación al cambio climático
La consultora subraya que 2024 ha sido un año marcado por eventos climáticos extremos: huracanes en Norteamérica y América Central, incendios forestales en Canadá, la DANA de Valencia… “Todo ello, en un año que será el más cálido jamás registrado, según datos del programa Copérnicus de la Unión Europea, superando por primera vez el 1,5 ºC de referencia respecto a los niveles preindustriales”, apunta.
Al margen de las pérdidas humanas, estas catástrofes tienen un enorme impacto económico. Transcendent indica que las pérdidas en España ocasionadas por eventos climáticos extremos entre 1980 y 2023 alcanzan los 95.966 millones de euros, según los datos de la Agencia Europea del Medioambiente. Y en 2024, la DANA de octubre podría suponer una disminución del PIB español de entre una y dos décimas.
Asimismo, recalca que el coste económico asociado a efectos climáticos en el mundo se ha duplicado en los últimos 20 años, de acuerdo con los datos del Foro Económico Mundial (WEF), pudiendo poner en riesgo hasta el 25% del ebitda de algunas compañías en los próximos años.
“Por eso, y en un contexto en el que la inversión en mitigación del cambio climático continúa en ascenso, con un destacado liderazgo del mercado europeo y, pese a las dudas existentes sobre la posibilidad de un nuevo abandono por parte de Estados Unidos del Acuerdo de París, aquellas compañías que sean capaces de capitalizar la oportunidad de la adaptación verán cómo un enfoque tradicionalmente asociado a la gestión de riesgos también puede servir de oportunidad para la mejora de la competitividad. Teniendo en cuenta que los riesgos climáticos físicos continuarán aumentando, la inacción no parece una alternativa viable desde el punto de vista de preparar a las compañías para el futuro”, advierte la consultora.
2. Duplicar el ‘talento verde’
“El desarrollo del ‘talento verde’ en España se perfila como un factor clave para acelerar la transición hacia una economía sostenible. Esta evolución responde a la creciente demanda de profesionales especializados en áreas como la sostenibilidad, las energías renovables, la economía circular y la tecnología climática”, apunta Transcendent.
La compañía anota que, según algunas estimaciones, los empleos vinculados a la sostenibilidad en España crecerán un 44% entre 2023 y 2026. “Áreas como las energías renovables, la gestión de residuos y la consultoría ESG (ambiental, social y de gobernanza) lideran estas contrataciones. Se estima que los empleos relacionados con la sostenibilidad van a representar hasta el 10% del empleo total en España para 2030, duplicando las cifras actuales”, especifica. En EMPRENDEDORES también hemos abordado este tema.
De este modo, el rápido crecimiento de la demanda de ‘profesionales verdes’ plantea un desafío significativo. “De acuerdo con el Global Green Skills Report 2024 de LinkedIn, la brecha entre la oferta y la demanda de ‘talento verde’ alcanzará el 18,7% en 2030 y se duplicará al 101,5% en 2050. Mientras que la demanda global de este tipo de profesionales crece un 11,6% anual, la oferta lo hace sólo al 5,6%”, puntualiza la consultora.
“En España, esta situación se traduce en un déficit de un millón de jóvenes con habilidades sostenibles. En nuestro país la situación es aún más desafiante debido a que la demanda de ‘talento verde’ crece un 50% anual, diez veces más rápido que la oferta. Esta disparidad subraya la necesidad de acelerar la formación y el desarrollo de competencias en este campo”, añade.
“Apostar por el desarrollo de este talento va a ser fundamental para afrontar los desafíos del cambio climático y liderar la transición hacia una economía más justa y sostenible. Y las empresas que inviertan en la formación y retención de este talento estarán mejor posicionadas para liderar el cambio”, recalca.
3. La biodiversidad, fundamental en la sostenibilidad
“Según el WEF, más del 50% del PIB global depende de los servicios que ofrecen los ecosistemas naturales, como el agua potable, la polinización y la regulación climática. Por lo tanto, proteger y restaurar la biodiversidad es esencial para garantizar la sostenibilidad de las actividades económicas”, recuerda Transcendent.
Además, hace hincapié en que este cambio de paradigma se está viendo impulsado por la creciente presión de los inversores y reguladores. “Iniciativas internacionales como el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal y la Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD) están estableciendo nuevos estándares para que las empresas evalúen, gestionen y divulguen sus impactos y dependencias de la naturaleza. En paralelo, las empresas están comenzando a reconocer que la degradación de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad no sólo representan desafíos ambientales, sino también riesgos económicos y operativos significativos”, aclara.
Las compañías más afectadas son las agroalimentarias, de infraestructura o farmacéuticas, “que están viendo cómo los riesgos asociados a la degradación de la biodiversidad y a la pérdida de hábitats afectan directamente a su propia actividad”, detalla.
Así pues, considera que las organizaciones van a aumentar significativamente la integración en su gestión empresarial de los impactos y dependencias relacionados con la naturaleza, evaluando los riesgos y definiendo una estrategia de acuerdo con la jerarquía de mitigación en biodiversidad, con el fin de fortalecer su resiliencia y proteger sus cadenas de suministro.
Además, reseña que no sólo se está mirando a los riesgos. “Las empresas están empezando a identificar oportunidades relacionadas con la naturaleza que permiten desarrollar nuevas líneas de negocio, como la agricultura regenerativa, el uso de materiales naturales; y otras soluciones basadas en la naturaleza (SbN) están creciendo rápidamente”, precisa.
Por otro lado, afirma que se espera que el sector financiero desempeñe un papel clave en este proceso de transición hacia una economía más respetuosa con la naturaleza, ya que se requiere una movilización masiva de capital. “Según el informe ‘State of Finance for Nature 2023’ del PNUMA, las inversiones en SbN se espera que se tripliquen para 2030 y se cuadripliquen en 2050, alcanzando un total de 700.000 millones de euros anuales”, especifica.
“Las empresas y entidades financieras españolas pueden jugar un rol critico en esta transformación, ya que España es el país con mayor diversidad de hábitats de Europa, tanto de especies como de ecosistemas”, agrega.
4. Sostenibilidad en la cadena de valor
“En 2025 se espera que la integración de la dimensión social en la gestión responsable de las cadenas de suministro cobre mayor protagonismo. Impulsadas por una combinación de regulaciones más estrictas y una creciente presión social, las empresas estarán llamadas a alinear sus operaciones con altos estándares sociales y ambientales, en particular en sus cadenas de valor”, augura la consultora.
“Regulaciones como la Directiva sobre diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad (CSDDD, por sus siglas en inglés), adoptada en abril de 2024, establecen un marco normativo más riguroso”, recuerda.
“La importancia de esta regulación es significativa. Más del 90% de las 2.000 empresas evaluadas por el informe ‘2024 Social Benchmark’ de la World Benchmarking Alliance (WBA) no alcanzan ni la mitad de los estándares sociales fundamentales en sus proveedores”, alerta.
De este modo, pone el acento en el que las empresas “deberán ir más allá de las buenas intenciones” en 2025, integrando esta dimensión social en sus estrategias. “Las cadenas de suministro serán el foco de una transformación radical debido a que la regulación va a llevar a las empresas a reforzar los controles sobre sus proveedores. La información sobre condiciones laborales, impacto ambiental y cumplimiento ético será imprescindible, especialmente en sectores con cadenas de suministro complejas como la distribución, la alimentación y el sector financiero”, avisa.
Además, Transcendent destaca que la tecnología será la mejor aliada en la gestión de cadenas de suministro sostenibles. “La trazabilidad será fundamental para cumplir con los estándares regulatorios, requiriendo herramientas como sensores inteligentes y plataformas digitales para recopilar, gestionar y analizar grandes volúmenes de datos. Además, la inteligencia artificial desempeñará un rol crucial al facilitar el análisis de riesgos y la toma de decisiones basada en datos, permitiendo a las empresas priorizar y mitigar los riesgos sociales y ambientales de forma más efectiva”.
5. Avances sólidos en la valoración monetaria del impacto
“Con el objetivo de dar respuesta a la creciente demanda por parte de inversores y clientes de tener acceso a información transparente y comparable, era necesario el desarrollo de un marco de evaluación en términos monetarios del impacto generado por las compañías que estandarizase la contabilización de impacto”, indica la consultora.
Al hilo de ello, remarca que “2024 ha sido un año de claro avance a nivel global en términos de desarrollo metodológico, incluyendo la valoración en términos monetarios de las emisiones de gases de efecto invernadero, el consumo de agua, la retribución digna y la salud y seguridad laboral”.
Por ejemplo, señala que la International Foundation for Valuing Impacts (IFVI) publicó el pasado mes de octubre los recursos necesarios para desarrollar la contabilización de impacto medioambiental, incluyendo un marco metodológico y una base de datos con cerca de 100.000 factores de valor que permiten la evaluación monetaria de 430 impactos en 268 geografías distintas.
“Este hito, accesible de manera gratuita para cualquier compañía interesada en la contabilización de su impacto medioambiental, marca un antes y un después; y demuestra que la contabilidad de impacto es posible, además de accesible a gran escala”, asegura.
Con la vista puesta en el presente ejercicio, estima que la evaluación de impacto en términos monetarios comience a consolidarse en el ámbito corporativo en España, siguiendo la tendencia de grandes compañías del IBEX 35 referentes en sostenibilidad que ya han emprendido este proceso.
6. La inversión de impacto enfocada en un cambio sistémico
“En 2025, la inversión de impacto en España experimentará un crecimiento acelerado, consolidándose como un pilar clave para financiar proyectos que combinan rentabilidad económica con beneficios sociales y ambientales”, vaticina.
“En España, según SpainNAB, la inversión de impacto directa alcanzó los 1.517 millones de euros en 2023, lo que representa un crecimiento del 26% respecto al año anterior, debido fundamentalmente a los fondos de capital privado de impacto, que han duplicado sus activos gestionados”, detalla la consultora, recogiendo unos datos de los que ya nos hicimos eco en su momento.
Además, Trascendent apunta que se espera que esta cifra aumente hasta los 5.000 millones de euros en 2025, según estimaciones de la Asociación Española de Fondos de Impacto (AEFI).
“Este auge responde al creciente interés de inversores institucionales y particulares por alinear sus decisiones financieras con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y por el apoyo normativo y de financiación pública que impulsa esta tendencia”, anota la consultora.
La consultora remarca que en este proceso de aceleración desempeñará un rol crucial el Fondo de Inversión Social (FIS) de COFIDES. “Dotado con 400 millones de euros, este fondo pretende financiar entidades de impacto social positivo a través de las cuáles dar respuesta a los retos sociales y medioambientales a los que nos enfrentamos. Dicho fondo busca generar adicionalidad en las entidades en las que invierte, a través de la realización de proyectos de asistencia técnica, a la vez que atraer capital catalítico. El FIS posiciona a España como el cuarto país del mundo en iniciativas públicas y público-privadas de inversión de impacto y el segundo de la UE”, precisa.
“En 2025, el ecosistema de inversión de impacto en España se centrará en aspectos tan importantes como la adicionalidad y la generación de un cambio sistémico, algo fundamental para que el impacto perdure en el tiempo, consolidándose como un catalizador esencial para iniciativas que aborden desafíos sociales y medioambientales”, apostilla.
7. CSRD no sólo para reportar
“La sostenibilidad empresarial ha dejado de ser una cuestión opcional o reputacional para convertirse en un pilar fundamental de la estrategia corporativa”, asegura.
“La CSRD seguirá marcando gran parte de la agenda de sostenibilidad empresarial en 2025. Las pymes cotizadas y las empresas españolas con más de 250 empleados, y/o una facturación de 50 millones de euros y/o 25 millones de euros en activos totales estarán obligadas a cumplir con los requisitos de la CSRD. El año que viene, algunas grandes empresas ya publicarán los primeros informes de sostenibilidad siguiendo los requerimientos de la CSRD, mientras que el resto de las grandes empresas y pymes cotizadas se prepararán para cumplir con estas exigencias a partir de 2026”, detalla.
La consultora pone el acento en que dicha obligación tiene unas implicaciones que pueden ir más allá del reporte, enriqueciendo la toma de decisiones, comenzando por la evaluación de impactos sociales y medioambientales y las implicaciones financieras para la empresa.
Por otro lado, reseña que “otro de los grandes desafíos será incorporar las cadenas de valor y garantizar que los proveedores de estas empresas puedan cumplir con estas exigencias”.
Transcendent anota que se calcula que unas 50.000 empresas europeas se verán afectadas, frente a las 12.000 organizaciones que estaban implicadas por la antigua regulación.
“España cuenta con una alta proporción de pymes y grandes empresas que deberán adaptar sus procesos internos para cumplir con los nuevos estándares de información no financiera. Según datos del Banco de España, se estima que serán unas 5.000 empresas en nuestro país las que tendrán que hacer reporte de sostenibilidad el año que viene”, concluye.