Escuchar a tu equipo es fundamental para saber qué es lo que más valoran y conocer sus demandas y, sobre todo, aquello con lo que no están conformes.
Sin embargo, 4 de cada 10 españoles tienen la sensación de que no se les escucha en su trabajo. Y más de un tercio de ellos (35%) dicen que ni tan siquiera tienen la opción de hablar con la dirección de la empresa para compartir sus opiniones, tal y como contábamos en EMPRENDEDORES.
Craso error. “Cuando el líder no escucha, pone en riesgo el desarrollo del equipo”, afirma David Comí, director y formador de Incrementis, compañía especializada en formación y desarrollo de habilidades de liderazgo.
Así pues, explica que la escucha activa no sólo es un acto de atención, sino que también es un vehículo que permite comprender las necesidades y puntos de vista de los miembros del equipo, lo que fortalece la gestión eficaz.
Beneficios de la escucha activa
Frente a un estilo de dirección basado en ordenar e imponer, que puede generar resistencia, Comí defiende un modelo de liderazgo en el que se pregunte y se escuche al equipo. “Permite que las personas del equipo puedan comunicar sus necesidades y que podamos entenderlas y comprenderlas”, afirma Comí.
Este modelo, por tanto, fomenta respuestas y facilita la comunicación, lo que contribuye a un enfoque más eficaz en la resolución de problemas.
Pero también tiene otras ventajas. “La escucha activa, además de mejorar la capacidad de comunicación dentro de los equipos, aumenta la capacidad de los líderes para ser más fiables y alcanzar acuerdos beneficiosos. Cuando se sienten escuchados, los miembros del equipo están más dispuestos a prestar atención a las ideas y opiniones de sus líderes”, asegura.
Claves para una escucha activa eficaz
Para que la escucha activa sea eficaz, Comí identifica algunos elementos clave. En primer lugar, insiste en que es preciso concentrarse tanto en el aspecto verbal como en el comportamiento del interlocutor, demostrar atención sin juzgar, evitar interrumpir y dedicar tiempo exclusivo a la conversación.
Asimismo, hace hincapié en la importancia de mostrar empatía y comprensión. “Saber ponerse en el lugar de la otra persona y centrarse en sus necesidades reales antes de abordar el asunto en sí es fundamental para una comunicación efectiva”, apunta.
De este modo, la escucha activa permitirá analizar, comprender y verificar que todo ha quedado claro, algo fundamental si queremos ejercer un liderazgo exitoso.
Qué tener en cuenta…
Comí también ofrece algunos consejos para que esa escucha activa sea eficaz. En primer lugar, señala que hay que realizar preguntas abiertas, que ayuden a fomentar la comunicación. Además, recomienda mantener un equilibrio en la participación, hablando la mitad del tiempo que el interlocutor.
En esa conversación, aconseja demostrar comprensión y ofrecer feedback con expresiones como “entiendo”, “sí”, etc. Asimismo, recomienda emplear frases como “Quizás quieres decir que pensaste…” o “Si no te he entendido mal…”, con el fin de asegurarnos que comprendemos bien su punto de vista y mejorar el entendimiento.
Esto es especialmente importante cuando hablamos con alguien enfadado. Así, reseña que hay que tratar de aclarar puntos específicos para evitar posibles malentendidos.
También recomienda hacer un uso inteligente de pausas y silencios, que sirven para enfatizar los argumentos presentados, estimulan la reflexión en el interlocutor, captan su atención, generan expectación sobre lo que se va a decir o hacer y fomenta la participación activa de la otra persona, promoviendo el diálogo.
Finalmente, después de compartir los respectivos puntos de vista con tu interlocutor, debes afrontar los problemas y explorar las posibles soluciones. De nada sirve la escucha si no se hace nada para mejorar la situación.
…Y qué evitar
El experto de Incrementis indica que no debemos sacar conclusiones precipitadas, basadas en nuestros propios prejuicios. También advierte del riesgo que supone enjuiciar prematuramente, sin haber comprendido completamente la situación.
Asimismo, señala que hay que evitar el ‘síndrome del experto’, dando respuestas antes de que la persona haya explicado completamente su problema. También desaconseja terminar las frases de la otra persona. Hay que permitir que tu interlocutor se exprese completamente y esperar a que termine de hablar antes de empezar a pensar en nuestras respuestas. De igual modo, remarca que no debemos ofrecer consejos no solicitados.