
El turismo no sólo tiene el potencial de transformar positivamente la realidad de un país, sino también de transformar a los viajeros en mejores personas.
Es necesario cambiar la naturaleza del sector turístico para que sea una fuerza para el bien, promoviendo un turismo responsable en el que haya un intercambio cultural que permita a todas las partes, viajeros y locales, que se beneficien de la actividad turística.
Esto debe suponer un impacto positivo en las comunidades locales que se visitan a través de asociaciones con agencias locales y colaboraciones con proyectos de conservación y emprendimiento de pequeños negocios locales que contribuyan al desarrollo sostenible de las regiones que se exploran.
Travel With Conscience nació durante el confinamiento, cuando me di cuenta de que los viajes post-pandemia requerirían un enfoque renovado. Mi visión era proponer a los viajeros no sólo la oportunidad de descubrir la magia de las tierras africanas de Santo Tomé y Príncipe de una manera sostenible para el medio ambiente y la población local, sino también hacerlo de una manera consciente para emprender un auténtico viaje interior.
Además de promover prácticas ecológicas y sostenibles, las agencias de viajes de hoy en día tendrían que escuchar las necesidades y tendencias de una sociedad cada vez más necesitada y demandante de experiencias que aporten comprensión y sentido vital, que faciliten caminos de autoconocimiento y crecimiento personal.
Viaje interior
Así pues, una de las claves principales para llevar a término este tipo de emprendimiento consciente, es tener como base que el viaje exterior ha de ser una fuente de inspiración y guía para que la persona pueda realizar un viaje interior.
Un viaje que lleve a la persona a estar más en paz con sí misma y con la vida, a redescubrirse a través de otras culturas y paisajes, a potenciar sus capacidades y virtudes para que pueda ponerlas al servicio de los demás, a cultivar una mayor sensación de pertenencia y autoconfianza.
En este sentido, otra clave importante a tener en cuenta es que la propuesta de los destinos y las formas de viajar y de relacionarse con ellos, estén alineados con los propósitos mencionados. Cada destino posee unas virtudes psicológicas que posiblemente podrían respaldar algún movimiento en el viaje interior de una persona.
Santo Tomé y Príncipe, por ejemplo, es un lugar que invita a volver a las raíces, a rencontrarse con la versión más auténtica de uno mismo y a reconectarse con la esencia de la vida. Es un destino que nos lleva a un ritmo más pausado para apreciar los momentos simples y cotidianos y llevarnos a casa historias tan poderosas que prueben que la felicidad está hecha de la simplicidad y la belleza pura.
Necesitamos recuperar la esencia y la presencia a la hora de viajar, tal y como lo hacían nuestros ancestros. Es clave que un proyecto turístico o una agencia de viajes que quiera funcionar y ofrecer experiencias conscientes, sea ambiciosa con respecto a los viajes, considerándolos una forma de acompañar a las personas a convertirse en mejores versiones de sí mismas.