Los nuevos aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entrarán en vigor el próximo 2 de abril.
Por el momento, el mandatario limita esta guerra comercial a los países con los que tiene un mayor déficit en su balanza comercial, imponiendo lo que Trump considera ‘aranceles recíprocos’.
Sin embargo, dicha ‘reciprocidad’ no tiene en cuenta únicamente si en aquellos países hay aranceles para determinados productos estadounidenses, sino que también valora el déficit comercial de Estados Unidos respecto a ellos, si existe algún impuesto que se considere ‘injusto’ o costes laborales inferiores… Es decir, prácticamente cualquier factor que se le antoje a la administración Trump.
La Unión Europea es una de las regiones frente a las que Estados Unidos presenta una balanza comercial negativa, por lo que esta área económica es una de las candidatas a sufrir la imposición de aranceles. Y también entran en esta lista otros muchos países, como China, México, Vietnam, Taiwán, Japón, Corea del Sur, Canadá, India, Tailandia, Suiza y Malasia, tal y como detalla El País.
La guerra comercial perjudica a todos
La UE ha retrasado el anuncio de los aranceles con los que responderá a los que instaure Trump, con el fin de tener cierto margen para negociar, como informaba elDiario.es.
Sin embargo, todo parece indicar que acabaremos viendo la imposición de aranceles de Estados Unidos a los productos europeos y viceversa, llevándonos a una guerra comercial que no interesa a nadie y que nos perjudica a todos.
“Crédito y Caución prevé como escenario de referencia que en 2025 Estados Unidos aplique aranceles entre el 10% y el 25% sobre diversos productos europeos que, a diferencia del primer mandato de Donald Trump, serán contestados de forma rápida y contundente por los líderes europeos con la esperanza de obligar a Estados Unidos a negociar”, indica la compañía.
Como consecuencia de esta previsible guerra comercial, Crédito y Caución ha recortado en tres décimas sus previsiones de crecimiento para la UE, debido a la previsible escalada de la guerra comercial. De este modo, prevé un crecimiento de 0,9% en 2025 y del 1,2% en 2026.
Y también hay que tener en cuenta los impactos indirectos, como el retraso en la toma de decisiones empresariales que está provocando esta situación de incertidumbre. “En un entorno incierto, las empresas pueden mostrarse reacias a invertir si existe el riesgo de una menor demanda en el futuro, o pueden retrasar el gasto de capital con grandes costes iniciales hasta que la incertidumbre disminuya”, explica Theo Smid, economista de la aseguradora.
Alemania, el país más afectado
Esta guerra comercial lastrará a toda la economía europea, aunque algunos países se verán más afectados que otros. “Las economías más abiertas y las más expuestas a los flujos comerciales de Estados Unidos serán las más afectadas. Entre los grandes países de la Unión Europea, esperamos que los aranceles y la incertidumbre relacionada pesen más en Alemania”, reseña Smid.
Asimismo, la aseguradora prevé un impacto significativo en países de Europa Central y del Este, como Eslovaquia, Hungría, República Checa o Polonia.
A priori, España no estará entre los principales damnificados por la guerra comercial. Hace algunas semanas contábamos que los expertos de la Cámara de Comercio de España creen que “el impacto directo de una eventual imposición de aranceles a la Unión Europea sería limitado en el caso de España, ya que nuestro país tiene una exposición menor que la de otros socios comunitarios como Italia, Alemania o Francia”.
Los sectores más impactados
Tampoco todos los sectores se verán perjudicados de un mismo modo por esta guerra comercial transatlántica. Crédito y Caución pronostica que “toda la actividad económica, incluidos los servicios, se verá afectada por los efectos de los aranceles, pero el impacto será mayor en la industria manufacturera, y en especial los sectores farmacéutico y automovilístico”.
En concreto, subraya que el sector farmacéutico de la UE exporta a Estados Unidos el 15% de su producción, cifras que se disparan en Irlanda (40%) o Dinamarca (30%). Y la nueva administración estadounidense amenaza con utilizar los aranceles para forzar la relocalización de su fabricación.
Además, Rubén del Río, responsable de Grandes Riesgos y especialista en sector farmacéutico para Europa de la aseguradora, cree que “el sector farmacéutico de Dinamarca podría sufrir si el presidente Trump impone aranceles a productos daneses específicos para presionar a Dinamarca a ceder el control de Groenlandia”.
Asimismo, Crédito y Caución recuerda que Estados Unidos es el principal destino de la automoción europea, acaparando el 20% de las exportaciones. Considera que esta situación “deja a la industria en situación de vulnerabilidad ante la amenaza arancelaria”.
Estima que el sector podría caer más del 5% en 2025 en Alemania o Italia. Y en España o Francia, menos dependientes de las ventas a Estados Unidos, el descenso se podría situarse en torno al 2%.
“La combinación de una menor demanda de exportaciones, mayores costes de los insumos y márgenes de beneficio cada vez más reducidos perjudicaría gravemente la competitividad de la industria automotriz alemana y de Europa Central y del Este, que ya están bajo presión debido a un rendimiento empresarial moderado y un mayor riesgo de crédito”, aclara Jens Stobbe, director de riesgos en Alemania de la aseguradora.
“Las diferencias en la demanda del mercado y las preferencias de los consumidores, las barreras logísticas, las regulaciones y la creciente competencia de países como China y Corea del Sur hacen que sea poco probable que las ventas perdidas en Estados Unidos puedan compensarse por completo a corto plazo”, añade.
Crédito y Caución no ha perdido la esperanza de que la negociación evite la guerra comercial, pero advierte que “las últimas señales no son buenas”, ya que los primeros aranceles estadounidenses han sido contestados con un paquete de represalias que asciende casi a dólar por dólar.
“Nada es seguro en esta nueva realidad económica, pero alejarse del abismo requerirá un nivel de compromiso que ni la nueva administración norteamericana ni la Unión Europea parecen dispuestas a aceptar en este momento”, concluye.