Aunque los activos intangibles son esenciales para las empresas y para la economía, nuestro país está a la cola en inversión en este tipo de activos.
De acuerdo con el informe ‘La economía intangible en España. Evolución y distribución por territorios y sectores’, elaborado por la Fundación Cotec y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), España invirtió en activos intangibles no residenciales el equivalente al 7,8% del PIB en 2023, tal y como contábamos hace unos meses.
Esto nos coloca por detrás de la mayoría de los países desarrollados de nuestro entorno, como Francia (14,7%), Reino Unido (12,3%), Alemania (9,2%) o Portugal (8,3%), aunque por delante de Italia (7,5%). Además, estamos bastante lejos de los países que lideran el ranking, Suecia (15,7%) y Estados Unidos (15,1%), según el citado informe.
¿Qué son los activos intangibles?
El Plan General de Contabilidad especifica que “las inmovilizaciones intangibles son activos no monetarios sin apariencia física susceptibles de valoración económica, así como los anticipos a cuenta entregados a proveedores de estos inmovilizados”.
Es decir, patentes, licencias y marcas, fondo de comercio, concesiones administrativas, acuerdos de distribución, aplicaciones informáticas, etc.
“Los activos intangibles son bienes sin forma física que constituyen una parte esencial del patrimonio empresarial, ya que aportan ventajas competitivas significativas, especialmente en mercados altamente tecnológicos y dinámicos”, indica Carmen Romero, asociada del despacho de abogados Balder.
Importantes para las startups
Los activos intangibles son fundamentales para todo tipo de empresas, pero todavía más para las startups. Y más aún para las que operan en sectores tecnológicos avanzados.
No en vano, un estudio de la Oficina Europea de Patentes (OEP) y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), del que nos hacíamos eco hace algún tiempo, desvela que las startups que cuentan con patentes y marcas registradas tienen hasta 10 veces más posibilidades de conseguir financiación que aquellas que no las tienen.
“Las startups, particularmente aquellas involucradas en sectores tecnológicos avanzados como la inteligencia artificial (IA) o las tecnologías cuánticas, dependen en gran medida de estos activos intangibles. Entre ellos destacan las patentes y los modelos de utilidad, que protegen innovaciones técnicas únicas desarrolladas por la empresa”, explica Romero.
“Además, en muchos casos, estas startups desarrollan software, algoritmos propios, datos y bases de datos especializadas, todos ellos fundamentales para potenciar sus capacidades tecnológicas, que deben ser protegidos”, especifica. Y recuerda que “las marcas y nombres comerciales también constituyen activos clave, ya que definen su identidad y reconocimiento en el mercado”.
Asimismo, incide en que “el know-how o secretos empresariales, que incluyen procedimientos internos y metodologías propias, contribuyen significativamente a mantener una ventaja competitiva sólida para estas compañías”.
¿Cómo protegerlos?
La experta de Balder hace hincapié en que “estos activos intangibles representan el núcleo diferenciador y competitivo de las startups”, por lo que hay que salvaguardarlos.
“Contar con activos bien protegidos permite construir barreras efectivas frente a competidores potenciales, incrementando además la valoración de la empresa ante inversores y facilitando alianzas estratégicas o posibles adquisiciones por parte de grandes corporaciones”, expone.
“La protección efectiva de los activos intangibles requiere una estrategia integral y proactiva que debe ser estudiada en función de caso. Esto implica registrar oportunamente patentes y modelos de utilidad para resguardar las innovaciones técnicas más valiosas. La protección del software puede efectuarse mediante derechos de autor, registro específico o mantenimiento bajo secreto empresarial. Las marcas y nombres comerciales deben registrarse lo antes posible para asegurar su uso exclusivo. Además, en ocasiones resulta crucial establecer contratos sólidos de confidencialidad y no competencia con socios, empleados y colaboradores”, pormenoriza.
Además, recalca que “antes de proceder con la protección, es muy recomendable realizar una investigación previa para analizar detalladamente la situación del activo, su estado jurídico actual y los posibles riesgos asociados”.
Asimismo, aconseja contar con asesoramiento especializado. “Facilita la identificación constante y protección adecuada de todos estos activos”.
¿Qué puede suceder si los descuidas?
Romero advierte que “la falta de protección adecuada expone a las startups a muchos riesgos, incluyendo la pérdida de exclusividad sobre sus innovaciones o el monopolio sobre su marca, aumentando significativamente las posibilidades de enfrentarse a infracciones, litigios o copias indebidas por parte de terceros”.
Reseña que esto podría llegar a reducir drásticamente su valor ante inversores o compradores potenciales, “complicando seriamente su crecimiento y entrada en mercados competitivos de forma segura y sostenible”.
Además, avisa de que esta falta de protección o de análisis previo de la viabilidad del uso o del registro de estos activos intangibles puede llevar a la startup a su desaparición en algunos casos.