La historia de Ignacio (Iggy) García León como emprendedor es singular, entre otras cosas porque, antes de montar la empresa, había conseguido persuadir a los creadores de FJ Labs, un fondo de inversión con más de 1.000 startups en su cartera, incluyendo empresas españolas como Playtomic, Jobandtalent o Wallapop, para que le pagasen un salario mientras exploraba ideas de negocio, patrocinio de visa en Estados Unidos y el compromiso de invertir cerca de 3 millones de dólares en su todavía nonata empresa.
A su favor, jugaban méritos como el de haber ganado la beca de la Royal Academy of Engineering Leaders por ser uno de los ’40 estudiantes de ingeniería más excepcionales del Reino Unido’; un Master en Ingeniería Aeroespacial por la Universidad de Bristol; una amplia experiencia en consultoría estratégica trabajando en la oficina de Londres de Bain & Company o haber sido aceptado para realizar un MBA en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts).
Bain le ofreció cubrir los dos años del MBA con la condición de que regresara a trabajar para ellos durante dos años más. “Sin embargo, al empezar el MBA, me di cuenta de que la mejor manera de emprender no era estar sentado en una clase donde se enseña a emprender, sino lanzándome a intentarlo. Para mí, emprender siempre ha sido cuestión de actuar”, cuenta García León, quien ni terminó el MBA ni volvió a trabajar en Bain.
Madera de unicornio
Pero, además de resolver lo que en el argot emprendedor de los americanos se conoce como un pain, llaman también la atención los aspectos que Ignacio García dice que tuvo en cuenta en el estudio de mercado antes de decidirse a arrancar el negocio.
Consideró, primero, dirigirse a un mercado “que fuera lo suficientemente grande como para construir una empresa con un valor superior a los mil millones de dólares”.
En segundo lugar analizó la competencia “buscando mercados en los que no existieran competidores directos importantes o donde predominara la lógica de el ganador se lo lleva todo”. Le interesaba, además, “que la idea tuviera una ventaja competitiva a largo plazo, como los efectos de red, que pudieran protegerla de nuevos competidores”.
Otro factor crucial fue la fragmentación del mercado. “Identifiqué la necesidad de un mercado altamente fragmentado donde la tecnología pudiera escalar fácilmente, permitiendo agregar, verificar y gestionar la calidad de manera eficiente”. Asimismo, la propuesta de valor debía resolver problemas urgentes y críticos para ambos lados del marketplace, asegurando una necesidad clara y fuerte de la solución.
En cuanto a los unit economics, procuró un modelo de negocio con oportunidades claras de monetización, que ofreciera un alto valor promedio de pedido o una alta frecuencia de compras, además de un camino realista para lograr una relación neta de LTV/CAC (Coste de Adquisición de un Cliente-CAC/ Valor de un cliente a lo largo de su vida), de al menos ‘2x’ en un plazo de 12 meses.
Finalmente, consideró esencial contar con un motor de adquisición de clientes repetible y escalable, “especialmente si se trataba de un modelo B2B, donde los ciclos de ventas fueran de menos de un año”.
Talento para las empresas del futuro
Con todos estos hilos tejió Iggy la empresa constituida en julio de 2023, en Delaware, con el nombre de Squad Talent, una solución que permite a las empresas Web3 contratar de forma inmediata a ingenieros senior altamente cualificados. “Los ingenieros que se unen a nuestra plataforma deben pasar una serie de entrevistas que evalúan sus habilidades de programación, su experiencia en el mundo blockchain y su capacidad para trabajar en equipo. Actualmente, contamos con 200 miembros, en su mayoría desarrolladores de smart contracts, frontend y backend”, explica el CEO.
Las nuevas innovaciones en inteligencia artificial, blockchain o fintech son las armas de las que se vale para transforma esta industria a su juicio “obsoleta” optimizando el proceso de contratación de estos perfiles tanto en costes como en tiempo y calidad del emparejamiento. Asegura operar de forma 10 veces más eficiente que con los métodos tradicionales.
“Nuestra misión es ayudar a más personas a trabajar en lo que les apasiona, a su manera y sin compromisos. En este sentido, estamos revolucionando el proceso de contratación al hacerlo más fácil y accesible que nunca. Nuestro objetivo es que las empresas puedan poner el piloto automático en su proceso de reclutamiento, recibiendo candidatos de alta calidad en cuestión de horas, en lugar de meses”.
El proceso de reclutamiento
Con la innovación tecnológica como máxima, en Squad validan primero las habilidades a través de entrevistas impulsadas por IA y una red de entrevistadores cualificados. Cuando alguien se une a la plataforma, lo conectan directamente con un entrevistador que verifica sus habilidades.
Durante dicho proceso, recopilan gran cantidad de información relativa a los candidatos que luego estructuran mediante IA para afinar tanto en las necesidades del contratante como en las preferencias del candidato.
Aprovechan también el poder de las recomendaciones de los propios ingenieros y automatizamos el análisis de sus contactos en plataformas como LinkedIn o GitHub mediante scrapping, “lo que facilita la conexión con personas clave dentro de sus redes. De esta manera, los ingenieros pueden monetizar sus conexiones con un esfuerzo mínimo”.
La forma de monetizar se basa en el pago de una comisión cada vez que el cliente entra en el marketplace y conecta con un ingeniero a través de Squad. Todos sus clientes son empresas que se mueven dentro del espacio blockchain, “una mezcla de startups en etapa temprana y empresas en etapas más avanzadas”.
Su ámbito de actuación es global y en su corta trayectoria ha conseguido superar los 200.000 dólares de ingresos netos anuales y colaborar con más de 40 empresas. En esta dirección quiere seguir avanzando hasta construir una empresa capaz de transformar “por completo la manera en que las personas encuentran empleo y contratan talento”, a la vez de haber alumbrado “un negocio de rápido crecimiento y con flujo de caja positivo”.