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El ‘Valle de la Muerte’ y otros retos de las deep tech

Las empresas de deep tech son muy importantes por su potencial transformador. Sin embargo, este tipo de proyectos presentan ciertas complejidades.

22/12/2024  David RamosStartups
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El ecosistema deep tech español goza de una salud bastante buena. Hace apenas unas semanas contábamos que en nuestro país hay ya más de 1.200 empresas encuadradas en este sector, con una facturación conjunta por encima de los 2.000 millones de euros y que generan más de 12.000 puestos de trabajo.

Cuando hablamos de deep tech nos referimos a empresas que aportan “avances científicos e ingenieriles que abordan desafíos globales como el cambio climático, la escasez de recursos, la seguridad alimentaria, la transición energética y la salud”, tal y como explica Isabel Millán Sánchez, experta de Euro-Funding

“Estas tecnologías, que abarcan desde IA avanzada y computación cuántica hasta biotecnología, robótica, nanotecnología y sistemas de energía limpia, tienen el potencial de transformar industrias y crear mercados completamente nuevos”, detalla.

El ‘Valle de la Muerte’ de las deep tech

Sin embargo, este tipo de startups se enfrentan a algunos desafíos que pueden complicar mucho su camino, como largos ciclos de desarrollo, la necesidad de fuertes inversiones iniciales y unos riesgos técnicos mayores que los de otras empresas tecnológicos menos rompedoras.

Una de los principales retos que suelen tener que afrontar las deep tech es el denominado ‘Valle de la Muerte de la Innovación’, un periodo que va desde la investigación inicial y la viabilidad comercial.

Millán Sánchez explica que muchas empresas ven agotarse sus recursos financieros en esta fase crítica, dando al traste con sus aspiraciones.

“Los inversores privados, especialmente las empresas de capital riesgo, suelen mostrarse reacios a invertir en esta etapa debido a la incertidumbre y los largos plazos necesarios para validar la tecnología y conseguir su aceptación en el mercado. Como consecuencia, muchas empresas de deep tech con un gran potencial transformador tienen dificultades para obtener los fondos requeridos”, afirma.

Según explica, gran parte del capital riesgo destinado en Europa a deep tech en las fases presemilla (menos de 1 millón de euros), semilla (de 1 a 4 millones) y Serie A (de 4 a 15 millones) proviene de inversores nacionales, lo que provoca una notable falta de financiación para las startups que buscan escalar.

Una oportunidad para Europa

La experta de Euro-Funding considera que Europa está en muy buena posición para convertirse en líder global en deep tech.

“En 2023, las inversiones de capital riesgo en Europa superaron los 10.000 millones de euros para startups de deep tech en fases iniciales, lo que significa un creciente interés en fomentar innovaciones. Europa cuenta con una sólida base de investigación, albergando 6 de las 20 principales instituciones de ciencias a nivel mundial. También posee un grupo destacado de graduados en STEM, casi 1,5 veces superior al de Estados Unidos”, especifica.

Además, recalca que “Europa destaca en la protección de la propiedad intelectual, registrando más de 193.000 patentes en 2023 a través de la Oficina Europea de Patentes, de las cuales un gran número están relacionadas con la innovación tecnológica avanzada en deep tech”.

Asimismo, hace hincapié en que la percepción pública de este tipo de empresas es muy positiva, “con un 90% de los europeos reconociendo el impacto benéfico de la ciencia y la tecnología en la sociedad”.

Por eso, cree que es imprescindible que el sector público apoye a las deep tech, a través de entidades como el Acelerador del Consejo Europeo de Innovación (EIC, por sus siglas en inglés).

“Mientras que el capital riesgo privado suele centrarse en startups con retornos más rápidos, el EIC se dirige específicamente a empresas de deep tech en el ‘Valle de la Muerte de la Innovación’”, subraya. 

“Ofrece hasta 17,5 millones de euros en una combinación de subvenciones y capital para ayudar a estas startups a superar las brechas de financiamiento, validar sus tecnologías y escalar hacia la comercialización. Desde 2021, ha otorgado más de 4.000 millones de euros a 631 empresas, abordando la brecha de financiación que existe en esta etapa crítica de desarrollo”, puntualiza.

“Al reducir el riesgo de las innovaciones de vanguardia, la financiación pública hace que estas empresas sean más atractivas para los inversores privados, ayudándolas a asegurar inversiones en etapas posteriores y evitar la estagnación”, añade.

Por otro lado, recuerda que la Comisión Europea ha lanzado recientemente una Red de Inversores de Confianza, que reúne a un grupo de inversores dispuestos a coinvertir con la UE en empresas innovadoras de deep tech en Europa.

“Estos inversores trabajarán en conjunto con el apoyo del EIC para impulsar la inversión e intercambiar mejores prácticas al invertir en el sector de deep tech”, aclara.

David RamosDesde 2006, soy periodista freelance especializado en información económica, técnica y sectorial.
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