Economía regenerativa: más allá de la sostenibilidad
El concepto economía circular nació en 2001 de la mano del arquitecto estadounidense William McDonough y del químico alemán Michael Braungart como propuesta de un nuevo sistema en el que toda la producción pudiera ser reutilizable.
En 2005, plasmaron su idea en el libro Cradle to Cradle (De la cuna a la Cuna), rediseñando la forma en que hacemos las cosas. A lo largo de 190 páginas, sostenían que las empresas debían asumir la sostenibilidad no desde técnicas que consideraban anticuadas, como el reciclaje, sino desde el diseño mismo de sus productos, como paso necesario para lo que llamaron «la siguiente revolución industrial».
Economía circular: hacia un modelo sin desperdicio
Desde que McDonough y Braungart publicaron su teoría, cada vez más empresas integran la circularidad en sus procesos industriales para contribuir a la reducción del impacto ambiental de su actividad económica.
Frente al sistema lineal de extraer-producir-desechar o, desde la perspectiva del consumidor, comprar-consumir-tirar, en el que se ha basado el crecimiento económico global desde la Revolución Industrial, la economía circular apuesta por mantener los recursos en uso el mayor tiempo posible dentro del ciclo productivo. Para lograrlo se apoya en Reducir, Reutilizar y Reciclar (las famosas 3R), minimizando así la generación de desechos.
La circularidad apuesta por mantener los recursos en uso el mayor tiempo posible dentro del ciclo productivo para generar menos residuos
Este modelo fue la base de la Estrategia Española de Economía Circular aprobada en 2020 con el nombre España Circular 2030, pues fijó objetivos para la siguiente década. Entre ellos, reducir en un 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB, tomando como año de referencia 2010 y recortar la generación de residuos en un 15% respecto a lo generado en 2010.
La economía circular también ha sido un pilar fundamental en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliecia, puesto en marcha por el Gobierno español para gestionar los fondos europeos Next Generation EU en el periodo 2021-2027, destinados a acelerar la recuperación económica y social tras la pandemia del COVID-19.
Como recoge el propio plan: «El objetivo es reducir todo lo posible la generación de residuos y aprovechar al máximo aquellos recursos cuya generación no se haya podido evitar».

De la circularidad a la regeneración
La economía circular contribuye a lograr un crecimiento económico sostenible, descarbonizado, eficiente en el uso de los recursos y competitivo. Sin embargo, tiene sus limitaciones.
La frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos amenaza el desarrollo económico, provocando pérdidas en infraestructuras, afectando a la producción agrícola, interrumpiendo cadenas de suministro y generando costes sociales y ambientales elevados en recuperación y adaptación.
Por otro lado, según la ONU, la población mundial, que ya supera los 8.100 millones de personas, alcanzará los 9.100 millones en 2050. A este ritmo, se necesitarían casi tres planetas Tierra proporcionando recursos naturales para mantener los estilos de vida actuales de la humanidad. El problema es obvio: ni tenemos tres planetas Tierra ni el que tenemos da abasto para cubrir la demanda de recursos naturales.
Según la ONU, si la población mundial sigue creciendo al ritmo actual, en 2050 necesitaríamos casi tres planetas Tierra proporcionando recursos para mantener los estilos de vida actuales
Es cierto que la economía circular funciona como un circuito cerrado, dando margen a la naturaleza para que se reponga, pero no es suficiente. La sobreexplotación de materias primas ejerce una presión insostenible sobre el medio ambiente, acelera la pérdida de biodiversidad y causa daños irreparables en los ecosistemas, poniendo en jaque la viabilidad del modelo actual. Crecer al ritmo actual es insostenible, especialmente cuando algunos recursos no son renovables.
Aquí es donde entra en juego la economía regenerativa, un modelo que va más allá de minimizar el impacto. Su objetivo es revitalizar los sistemas naturales y sociales afectados por la actividad humana, promoviendo prácticas sostenibles que dejen mejores condiciones de las que encontramos. Se podría decir que la economía regenerativa añade a las 3R del reciclaje dos más: Reparar y Recuperar.
La economía regenerativa añade a las 3R del reciclaje (Reducir, Reutilizar y Reciclar) dos más: Reparar y Recuperar
Economía regenerativa: restaurar además de minimizar
Mientras las organizaciones sostenibles se esfuerzan por hacer menos daño al planeta, las empresas regenerativas buscan reparar el ya hecho en los sistemas naturales y sociales. «La clave no es solo evitar un impacto negativo, sino generar uno positivo», resume Richard Forrest, director global de sostenibilidad de la consultoría estratégica Kearney.
Este nuevo punto de vista exige cambios profundos en las prácticas empresariales, un tema del que se habló largo y tendido en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial (FEM) de 2024 en Davos (Suiza). «Sabemos que el crecimiento que hemos experimentado a lo largo de los años ha sido impulsado por un consumo excesivo de los recursos finitos de la Tierra», afirmó Gim Huay Neo, directora general del Centro de Naturaleza y Clima del FEM. «Tenemos que construir nuevos modelos económicos, nuevos negocios y posiblemente nuevos estilos de vida o humanidad que sean tan buenos, o incluso mejores, que los que tenemos hoy», concluyó.

6 pasos para empezar a construir un negocio regenerativo
Construir un negocio regenerativo implica repensar los modelos empresariales, rediseñar las estrategias de producción y transformar las cadenas de suministro para que no solo minimicen su impacto ambiental, sino que contribuyan activamente a la regeneración de los ecosistemas y el bienestar social.
Desde el World Economic Forum señalan que el primer paso hacia una economía regenerativa es dejar de enfocarse únicamente en el corto plazo e integrar un enfoque restaurador en la estrategia y cultura empresarial a largo plazo. A continuación, indican los principales aspectos que las empresas que emprenden este viaje deben tener en cuenta:
1. Define tu visión de cambio
Tener un propósito claro es esencial para orientar las acciones de la empresa. Analiza el impacto que genera tu negocio en los sistemas en los que opera e identifica cómo puede contribuir a un cambio positivo en la regeneración ambiental y social. Articula esta visión de manera concreta y alineada con los valores de la empresa, asegurando que cada decisión y acción contribuye al objetivo.
2. Mapea los sistemas e identifica puntos de apalancamiento
Tu empresa no opera en el vacío, sino que forma parte de múltiples sistemas interconectados, desde su cadena de suministro hasta el entorno económico y social en el que se desenvuelve. Analiza estos contextos y detecta áreas clave donde puedes generar un impacto regenerativo. A través, por ejemplo, de un análisis de ciclos de retroalimentación, es posible identificar oportunidades para restaurar ecosistemas, fortalecer comunidades y optimizar recursos.
Un análisis de ciclos de retroalimentación permite identificar oportunidades para optimizar recursos, restaurar ecosistemas y fortalecer comunidades
3. Establece una estrategia regenerativa
No basta con buenas intenciones; es fundamental traducir la visión en una estrategia concreta. Una vez identificadas tus áreas de impacto, priorízalas y diseña un plan que maximice el valor para todas las partes interesadas. Esto implica asignar recursos de manera estratégica, invertir en innovación sostenible y establecer objetivos medibles que permitan evaluar el progreso hacia una economía regenerativa.
4. Revisa y transforma el modelo de negocio
Evalúa cómo puedes rediseñar tus productos y servicios para generar valor a través de prácticas regenerativas. Un ejemplo es el modelo Product as a Service (PaaS), donde el foco no está en vender más bienes, sino en proporcionar soluciones. Las empresas de «producto como servicio» pasan de priorizar las ventas unitarias a priorizar la retención del cliente.
Esta estrategia, ya implementada en sectores como la movilidad y la tecnología, fortalece el vínculo entre el cliente y la empresa. También amplía la implicación y responsabilidad de esta a fases del ciclo de vida del producto que antes quedaban fuera de su alcance. Al mantener la propiedad del producto, el proveedor de servicios tiene un mayor incentivo para desarrollar procesos de reciclaje, reacondicionamiento y reutilización. Todo ello contribuye a reducir los residuos y fomentar la innovación, alineando el modelo PaaS con los principios de la economía regenerativa.
El modelo Product as a Service (PaaS) se alinea con los principios de la economía regenerativa
5. Involucra a las personas de dentro y fuera de la organización
Las personas son el motor de cualquier iniciativa empresarial. Para avanzar hacia un modelo regenerativo hay que involucrarlas, transmitirles un propósito claro, respaldar a quienes impulsan el cambio y reconocer las acciones que creen en este enfoque.
Los líderes regenerativos miran más allá de los resultados inmediatos. Su visión no se limita a la productividad, sino que prioriza el impacto real y motivan a quienes pueden impulsar soluciones sostenibles. Un alto ejecutivo de los Emiratos Árabes Unidos lo resume así: “Ser regenerativo significa fomentar una cultura de aprendizaje y mejora continua, donde los empleados tengan la oportunidad de adquirir nuevas habilidades y explorar ideas innovadoras”.
6. Aprovecha la tecnología y los datos para aprender más rápido
La tecnología ofrece un gran potencial para generar valor en un entorno regenerativo. Las empresas que adoptan este modelo buscan constantemente nuevas herramientas para analizar su desempeño, ofrecer experiencias personalizadas a los clientes y detectar oportunidades estratégicas. En las empresas de la economía regenerativa, la toma de decisiones se basa en datos concretos y no en suposiciones o intuiciones.