La deforestación es un problema acuciante para nuestro planeta. De acuerdo con los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre 1990 y 2020 se han perdido 420 millones de hectáreas de bosque en todo el mundo.
Aunque el ritmo se ha atenuado en los últimos años, la tasa anual de deforestación se estimó en 10 millones de hectáreas en el periodo 2015-2020, mientras que la expansión del bosque apenas alcanzó los 5 millones de hectáreas. Así pues, sigue siendo un problema muy preocupante.
Ante esta degradación de la masa forestal mundial tal situación, la Unión Europea ha decidido tomar cartas en el asunto. No en vano, Europa siempre suele estar a la vanguardia en cuanto a la regulación de asuntos medioambientales. Un ejemplo de ellos es la directiva de reporte de sostenibilidad, de la que ya hemos hablado en EMPRENDEDORES.
Las instituciones comunitarias también han dado curso a la directiva EUDR (EU Deforestation Regulation), que comenzará a aplicarse el 30 de diciembre de 2024 para las grandes empresas, y a partir del 30 de junio de 2025 para las pymes y microempresas.
Aunque está regulación será de aplicación en el ámbito comunitario, la tecnológica Osapiens reseña que su efecto trasciende fronteras, porque afectará también a los socios comerciales de las empresas europeas en otras regiones, ya que esta directiva de deforestación exige transparencia y trazabilidad a toda la cadena de suministro.
De este modo, las empresas deberán obtener y verificar datos geográficos de producción de las materias primas que importen, tanto de sus proveedores directos como del resto de integrantes de la cadena de valor.
Además, no es ninguna broma, ya que el incumplimiento de la EUDR puede conllevar multas de hasta el 4% del volumen de negocio anual neto de la empresa en la UE. Y la directiva de deforestación contempla también sanciones como la exclusión temporal de procedimientos de licitación pública o la prohibición de comercializar productos relevantes.
¿A quién afecta directiva de deforestación?
Osapiens reseña que esta regulación afectará a más de 30.000 empresas españolas, que tendrán que recopilar la información necesaria para cumplir con esta normativa antes de finalizar el año, ya que, en 2025, cualquier empresa que comercie con productos vinculados con la deforestación deberá reportar estos datos, independientemente de su tamaño.
La compañía explica que la EUDR exige certificar el origen de cualquier producto que contenga carne de vacuno, cacao, café, aceite de palma, soja, caucho y madera. Por tanto, empresas de industrias como retail, mobiliario o editorial, que hasta ahora no habían tenido la obligación de constatar el origen de este tipo de materias primas, tendrán que poner en marcha los procesos necesarios cumplir con la nueva directiva comunitaria.
“Aunque es más complejo, básicamente significa que cualquier empresa española que desee importar o comercializar alguna de las siete materias primas que más deforestación están causando en todo el mundo, o sus derivados, debe asegurar ante la UE que sus productos no contribuyen a la deforestación o degradación de bosques”, afirma Marta Piedrafita, country manager de Osapiens para España y Portugal.
¿Qué exige la EUDR?
Osapiens detalla las principales obligaciones que trae la directiva de deforestación. En primer lugar, exige recopilar información y documentación que muestre la legalidad de los productos y su origen libre de deforestación.
Además, se obliga a hacer una evaluación de riesgos constante y detallada para cada producto y de su cadena de suministro, enfocándose en el riesgo de deforestación.
Las empresas también habrán de adoptar medidas preventivas para mitigar los posibles riesgos antes de que los productos entren al mercado.
Igualmente, tendrán que realizar una Declaración de Diligencia Debida, en la cual se verificará el cumplimiento de los productos.
Finalmente, la información de cumplimiento deberá verificarse y comunicarse claramente a todos los actores de la cadena de suministro.
¿Cómo adaptarse?
Pedrafita señala que la manera de dar respuesta a esta obligación de la directiva de deforestación pasa por “la geolocalización de las áreas de origen de estos productos y la presentación de una Declaración de Diligencia Debida a la UE, lo que implica trazar meticulosamente la cadena de suministro, solicitar y verificar la información de los proveedores y acometer, además, otras medidas que pueden ser complicadas por la complejidad de las cadenas globalizadas”.
De este modo, la tecnología jugará un papel esencial. “Imaginemos productos como el cacao, que a menudo provienen de agricultores pequeños con múltiples intermediarios. Las empresas deben desarrollar sistemas robustos de gestión de riesgos y cumplimiento para asegurar la transparencia y trazabilidad requeridas, y contar con un socio tecnológico a la altura del reto será clave para facilitarle el cumplimiento, aumentar la transparencia de sus cadenas de suministro y contribuir a un entorno más sostenible”, remarca.