Los consumidores españoles son muy sensibles al precio. El 70% reconoce que mira anuncios de ofertas en las tiendas y otro 70% afirma que aprovecha las ofertas para almacenar los productos que consume habitualmente. Asimismo, un 67% indica que busca ofertas en los folletos de las tiendas.
Estos datos, que se desprenden de un estudio realizado por We are testers, son una muestra muy clara de dicha sensibilidad al precio de los españoles.
Sin embargo, en un contexto inflacionario, a veces no queda más remedio que trasladar el incremento de nuestros costes y subir el precio de nuestros productos y servicios al cliente final. Aunque esto no siempre sea fácil para autónomos y pymes, como contábamos en EMPRENDEDORES.
Rechazo a una subida de precio injustificada
En tales situaciones, los consumidores puede que entiendan un incremento del precio, pero otra cosa muy distinta es que se produzca un encarecimiento de manera injustificada.
Es lo que se denomina greedflation o inflación codiciosa, concepto que hace referencia a una subida injustificada del precio llevada a cabo por una empresa aprovechando el contexto inflacionario y con el único propósito de aumentar su margen de beneficio.
Y esto es lo que los consumidores españoles lo que no están dispuestos a tolerar. Según el ‘Informe europeo de pagos de consumidores’ de Intrum, el 71% de los españoles dejaría de gastar dinero en empresas que practican greedflation.
Esto nos sitúa en el séptimo lugar de Europa y 3 puntos porcentuales por encima de la media (68%), por detrás de Grecia (83%), Irlanda (78%), Reino Unido (74%), Italia (73%), Francia (72%) y Suecia (72%). En el extremo opuesto se encuentran los consumidores de Suiza (56%), República Checa (57%) y Noruega (60%).
El estudio también refleja diferencias considerables en función de la edad de los encuestados. Los consumidores menos dispuestos a seguir comprando a una empresa que sube el precio de manera injustificada son los de los segmentos de 38 a 44 y de 45 a 54 años (76% de los consultados en ambos casos).
Y los más jóvenes (de 18 a 21 años) son los que menos se preocupan por ello, ya que sólo el 54% de los consultados dicen que dejarían de comprar si detectan que una compañía practica greedflation. En cambio, el nivel de educación financiera no parece influir.

Dispuestos a cambiar de marca
Intrum indica que esto se debe a que el precio ha ganado gran protagonismo y los consumidores se inclinan cada vez más por la adquisición de versiones más económicas de sus productos.
Al hilo de ello, el informe desvela que el 70% de la población española reconoce ser ahora más propensa que hace 12 meses a comprar la alternativa más barata de un producto o servicio.
También estamos por encima de la media europea (67%) en este aspecto, ascendiendo hasta el sexto lugar. En este caso, los consumidores más predispuestos a comprar una alternativa de precio inferior son los portugueses (81%), griegos (76%), fineses (74%), húngaros (73%) e irlandeses (72%).
Y los más fieles a las empresas, sin importar el precio, son los suizos (53%), checos (56%) y austriacos (61%).
“Estas cifras reflejan que la toma de decisiones financieras informadas está cada vez más presente. Un fenómeno que cobra aún mayor importancia en un contexto en el que los descuentos y las estrategias comerciales de las rebajas de principios de año siguen vigentes y en el que es más importante que nunca que los consumidores sean reflexivos en sus elecciones de compra para hacer frente a las complejidades del escenario económico actual”, especifica Intrum.