‘El Hombre al que nunca dicen no’ es el título del libro recién publicado en la editorial Kolima escrito por Juan Ramón Plana, director, durante 18 años, de la Asociación Española de Anunciantes (AEA), experto en comunicación efectiva y marca personal y cofundador de la consultora estratégica Presidentex.
El autor plasma en esta nueva obra el conocimiento adquirido a través de una larga trayectoria profesional que le ha permitido convertirse en un ‘maestro del Sí’ tejiendo voluntades.
Establecer buenas relaciones es crucial para cualquier persona, pero más todavía para un emprendedor obligado en el desempeño de su actividad a tratar con personas de lo más variopinto, empezando por el equipo que le ayuda a conseguir los objetivos del proyecto y pasando por los clientes, proveedores inversores…De las relaciones que establezcas con cada uno de ellos dependerá, en gran medida, el éxito o el fracaso de su empresa.
Tampoco es cuestión de mostrarte siempre simpático ni de ocultar desacuerdos, sino de construir una red sólida, confiable y beneficiosa para todas las partes. De cómo construir relaciones de calidad trata el libro de Plana con dos protagonistas principales: un adolescente al que se refiere con el epíteto de ‘Observador’, y un hombre adulto al que llama ‘Net’, que hace las veces de consejero. La relación surge a raíz de la búsqueda del joven de un trabajo bien remunerado -el objetivo-, excusa que da pie al adulto para trazarle un camino no del todo sencillo basado en la calidad de las relaciones que sea capaz de urdir.

La estrategia y las tácticas
Sostiene el autor que la consecución de cualquier objetivo requiere, primero, de una estrategia, es decir, un plan para alcanzarlo, y unas tácticas, que son las acciones que se acometen para llevar a cabo el plan. Lo explica con un ejemplo muy sencillo: colgar un cuadro (el objetivo) utilizando un martillo (la estrategia) haciendo uso de los clavos que convengan (las tácticas).
Trasladado esto al ámbito de las relaciones, la estrategia la basa en un triángulo en cuyos vértices figuran tres puntos principales: querer, hablar y mantener que equivaldrían a los clavos maestros, imprescindibles para sujetar la estrategia, añadiendo luego otros clavos más ligeros que corresponderían a las tácticas.
Así, querer a las personas con las que te vas a relacionar, amarlas, es motor esencial en las relaciones teniendo claro que no se trata de un capricho pasajero sino de algo duradero.
Otros ‘clavos’
Afianzar los puntos principales, requiere de la ayuda de otros clavos auxiliares que, en este caso, corresponde a las tácticas para generar relaciones de calidad. El autor distingue hasta un total de 26 tácticas entre las que pueden destacarse:
Compromiso. Cualquier relación que se pretenda duradera requiere de un compromiso por ambas partes, pero también de una preparación para mantenerlo. Para ello es preciso, primero, el autoconocimiento y, segundo, ser fiel a tus propios valores. Nada de esto puede definirse sin un ejercicio de introspección previo..
Una tormenta de cultura. Nutrirse de toda la información posible y contrastar las fuentes. La observación, más allá de una simple mirada, es otro manantial de enriquecimiento personal.
La insatisfacción. Relacionado con la curiosidad y la inquietud por seguir aprendiendo y conociendo a gente nueva.
Ser iniciador. Se basa en tomar la iniciativa y pasar a la acción fruto la la reflexión anterior.
¡Asóciate!. La propuesta aquí es unirse a cualquier asociación que nos parezca útil, pero no desde una perspectiva utilitarista sino de colaboración y generosidad.
Aprovecha la tecnología. Aunque nunca vaya a sustituir a las relaciones personales, recurrir a canales como el teléfono, el whatsapp o el correo electrónico ayudan a ese clavo del ‘mantener’
Tú eres una marca. Todos somos diferentes. Se trata de averiguar en qué nos distinguimos de otros, nuestros puntos fuertes, y conseguir que nos asocien claramente a ellos. Es lo que se llama la marca personal.
Algo memorable. Se basa en tratar de sorprender para que ese encuentro o conversación queden fácilmente grabados en el recuerdo de tu interlocutor.
Dialogar. Se pueden rebatir distintos puntos de vista pero siempre desde el respeto y de forma abierta, sin pretender tener siempre la razón.
Actuar. “Todo el mundo es actor. Todos interpretamos un papel”. No hay nada malo en ello, pero conseguir que nuestro papel sea creíble no es tan sencillo. Para ello hay que entrenarse en técnicas de interpretación, aprender a utilizar la voz, a controlar las emociones y manejar la comunicación no verbal. El cualquier caso, el mejor truco de un actor es creerse al personaje que interpreta.
Se divertido. La gente prefiere reír que aburrirse y una sonrisa a una mueca.

¿Qué aporta este libro?
Dejamos al lector que descubra las otras tácticas o ‘clavos’ que Juan Ramón Plana va desgranando a lo largo de la obra a quién preguntamos ¿qué aporta con este libro que no aportan otros? y esto es lo que responde. “Yo soy yo y mis circunstancias” es la frase conocida de Ortega y Gasset, pero poca gente ignora que la frase continúa… ”Y si no la salvo a ella no me salvo yo”; eso es lo que yo aporto a través de Net, quiero salvar sus circunstancias (auxiliarlas. reforzarlas) para salvarse a sí mismo y a Julio. Es algo distinto a un libro de autoayuda porque los dos personajes del libro establecen un diálogo sincero, pleno de conocimientos y se van ayudando, hasta un final inesperado pero lógico a la vez”.