Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España solo nacieron 322.075 niños en 2023, un 24% menos que hace 10 años. Pero, también es impactante el aumento de la edad media a la que tenemos hijos ya que, como alerta el equipo de Instituto Bernabeu, el 40,2% de los nacimientos registrados el año pasado son de madres que superan los 35 años, una edad marcada como el límite de la fertilidad, ya que a partir de ahí las posibilidades de concebir disminuyen significativamente para la mujer.
Por contra, desde comienzos del siglo XX hasta ahora, la esperanza media de vida de los seres humanos ha pasado de los 35 años a los 70, exactamente el doble. En algunos países la media se supera, como en España, entre los tres más longevos del mundo, con una esperanza de vida actual que alcanza los 85 años. La estadística dice, además, que en 2050 la mitad de la población en España tendrá más de 50 años y un 35% más de 65 años.
Datos como los referidos plantean grandes desafíos para el país y para su economía que ha de adaptarse a un escenario nuevo en el que inciden múltiples factores, algunos a favor y otros en contra.
Algunas consecuencias
Oportunidades de negocio
Que los españoles vivamos más años con mejor calidad de vida permite hacer una vida activa durante más tiempo disfrutando de las cosas de siempre. Como señala Paco González, socio cofundador de Presidentex, un think tank con expertos sénior al servicio de anunciantes, medios y agencias de publicidad, “en los últimos tiempos están surgiendo muchas compañías, algunas ya bien establecidas, que desarrollan productos nuevos de interés para el target sénior. Por ejemplo, la banca, las compañías de seguros, las agencias de viajes… hay productos específicos para ellos. Pero la verdadera oportunidad no está ahí, sino en los productos normales teniendo en cuenta que las personas mayores de 55 años son mayoría a la hora de llenar el carrito de la compra”.
Cambios en la fuerza laboral
Teniendo en cuenta que el número de nacimientos es insuficiente para reemplazar a las personas que fallecen, parece claro que “urge potenciar el talento sénior como motor de competitividad, de modo que se desechen definitivamente los prejuicios negativos que relegan a los mayores de 55 años del mercado laboral. Su contribución y aporte es clave para la competitividad de las empresas y para la sostenibilidad del país, siendo fundamental ofrecer palancas de formación y reciclaje profesional”, en palabras de Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Pero, por otro lado, es fundamental activar políticas que impulsen la creación, retención y atracción de talento joven; más, teniendo en cuenta, informes como el elaborado recientemente por OBS Business School sobre la empleabilidad en España del que se extrae que el 75% de las empresas nacionales tienen déficit de talento cualificado. Su satisfacción podría acarrear mayores costes laborales para las empresas si se quiere evitar caer en la desigualdad intergeneracional en la distribución de sus recursos.
Desarrollo de nuevas tecnologías
La necesidad de encontrar soluciones a los retos del envejecimiento y la escasez de mano de obra puede impulsar la innovación y la adopción de nuevas tecnologías como la robótica, la Inteligencia Artificial o la biomedicina. Claro que también la inversión en tecnología tiene un elevado coste para las corporaciones.
Crecimiento de la economía de los cuidados
La necesidad de atender a una población cada vez más mayor puede impulsar el desarrollo de negocios relacionados con su cuidado. Casos de éxito nacionales en este nicho ya tenemos unos cuantos, desde algunas más consolidadas, como DomusVi, Sacyr Social o Asispa hasta otras de más nueva creación, como Cuideo. No obstante, teniendo en cuenta que no se puede dejar solo en manos de iniciativas privadas el cuidado de los mayores, habrá que contar también con un gasto público creciente en asistencia social, presionando el sistema de pensiones y un déficit público estructural persistente.
En resumen
El descenso de la natalidad en España es un desafío importante, pero también una oportunidad para transformar la economía y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Abordar este reto de manera proactiva y con una visión de largo plazo será crucial para el futuro del país.