Cuando alguien falla en tu equipo, nunca es fácil decirlo. Pero hay que coger el toro por los cuernos y resolver el problema cuanto antes.
Este tipo de situaciones requieren delicadeza y una de las mejores maneras de hacerlo es a través del denominado ‘método hamburguesa’ o ‘sándwich de retroalimentación’, del que ya hemos hablado en alguna ocasión.
Este método permite mantener el equilibrio justo entre la claridad de nuestros argumentos y la crudeza de lo que tenemos que decir. Se trata de que nuestro interlocutor salga de la reunión sabiendo exactamente qué esperamos de él y que no vea la conversación como una bronca. Además, nos puede ayudar a mantener su motivación y compromiso.
Gema de la Guía, Talent and Development Manager de Pacadar, explica así en un post publicado en su perfil de LinkedIn en qué consiste este ‘método hamburguesa’.
“Es una manera de abordar una conversación difícil, estructurándola de la siguiente manera. Primero, un panecillo de apertura. Abre la conversación con un toque positivo. Menciona el contexto, habla de retos presentes o pasados… La idea es intentar conseguir que la otra parte esté cómoda y receptiva para lo que ha de venir. Podría ser algo así como: «Te estoy muy agradecido y es estupendo que te hayas unido a nosotros, tu rendimiento está siendo realmente bueno…»”, especifica.
Después vendría la carne, es decir, el contrapunto negativo, la crítica que justifica la conversación. “Podría ser algo del tipo «…pero la semana pasada esto que hiciste no estuvo bien» o «creo que podrías mejorar en esto»”, añade la experta.
Finalmente, hay que poner el ‘panecillo de cierre’. “Volvemos al toque positivo para finalizar la crítica o feedback negativo. Algo así como «quiero que sepas que seguimos confiando en ti y sabemos que serás capaz de rectificar esto»”, concluye.
Alternativas a la hamburguesa
De la Guía señala que este método tiene defensores y detractores. “Hay quien lo defiende como un método efectivo, dado que ayuda a que nuestro interlocutor baje la guardia y reciba la crítica sin estar a la defensiva. Otros, por el contrario, creen que los ‘panecillos positivos’ desvirtúan el mensaje de que algo debe rectificarse”, advierte.
Además, hace hincapié en que en otros países y culturas hay diferencias que conviene tener en cuenta si te desenvuelves en entornos internacionales o multiculturales.
“En Estados Unidos es bastante habitual que, si tu jefe quiere que rectifiques algo, recibas una hamburguesa completa: comentario positivo + feedback negativo + comentario positivo”, apunta.
“En Japón, en cambio, ante la misma situación, es muy probable que tu jefe te cite en su despacho y te dé sólo los panecillos, pero nada de carne. Sí, te pedirá que pases a su despacho, te hablará de lo que te aprecia y de lo que aportas a la compañía y… fin. ¡Serás tú el que tengas que averiguar cuál era la chicha! Eso sí: al menos no saldrás de esa reunión con la cara colorada”, apunta. Es decir, un ‘pan bao’ solo, sin relleno.
“Si estás en Alemania, lo más probable es que tu jefe te sirva una hamburguesa sin panecillos, sólo carne. ¿Deberíamos quizá llamarlo aquí el ‘método currywurst’?”, comenta la especialista en RRHH.
Pero hay otras opciones. Por ejemplo, otro colega de RRHH habla del ‘método tostada’ en los comentarios del post. En este caso, se trataría de ir más directo: empezar con la chicha y concluir con el feedback positivo.
“Si hay que economizar el método por la cuestión que sea, mejor dejar un panecillo positivo de cierre. Hay algo que corregir, lo decimos, y mantenemos ese panecillo que nos haga de soporte para seguir con los puentes tendidos con la persona en cuestión”, coincide De la Guía.