El concepto Gran Renuncia o Big Quit se acuñó durante la pandemia de la Covid-19. Con él se hacía referencia al fenómeno acaecido en algunos países, particularmente en Estados Unidos, donde miles de trabajadores renunciaron a sus puestos laborales.
Los motivos que podrían explicar estas altas tasas de abandono no están del todo claros, como contábamos en este artículo: unas mejores expectativas laborales en el mercado de trabajo tras la salida de la crisis pandémica, una revolución global silenciosa de una clase trabajadora harta de condiciones laborales precarias, una catarsis personal fruto de la reflexión en pandemia, etc.
Asimismo, en los últimos años estamos escuchando continuamente que hay una crisis de talento, especialmente si hablamos de perfiles tecnológicos, y todos los expertos destacan las dificultades para captar y retener talento.
¿Hemos superado la Gran Renuncia?
Sin embargo, empezamos a ver algunos datos que apuntan hacia una estabilización de las plantillas y una inversión de la tendencia que hemos visto últimamente en el mercado laboral.
Al menos esta es la impresión que queda si observamos los datos del último ‘Estudio Global Workforce of the Future 2023’ de The Adecco Group. De acuerdo con el mismo, 3 de cada 4 trabajadores (73%) tienen previsto permanecer en su puesto de trabajo durante 2024. Esto parece indicar que la Gran Renuncia ha quedado atrás.
Pero esto no significa que los empleados tengan plena satisfacción con su situación laboral. Al contrario, las principales causas que indican que les impedirían cambiar de trabajo responden a factores externos (52% de las respuestas), como la estrategia empresarial, los resultados de la compañía o la situación económica general, así como el miedo a lo desconocido (51%). También citan otros impedimentos, como la situación económica (23%), su edad (22%) y las escasas oportunidades dentro de su propio sector (20%).
Los profesionales de Australia (65%) y Estados Unidos (57%) son los que consideran en mayor medida que los factores externos tienen más control sobre sus carreras que ellos mismos. En el lado opuesta están Japón (41%), Francia (45%) y Alemania (47%), con los porcentajes más bajos. España ocupa la quinta posición por la cola en esta clasificación, con un 51%.

Si analizamos los resultados por sectores vemos que marketing (57%), finanzas (57%), contabilidad (56%) e informática (56%) son los que sienten mayor incertidumbre debido a los cambios que está generando la digitalización, la automatización de procesos y la IA en los procesos.
La retención de talento sigue importando
Aunque parece que la Gran Renuncia ha quedado atrás y que los trabajadores están mostrando su predisposición a la estabilidad, esto no implica falta de ambición por su parte.
De hecho, el estudio de The Adecco Group desvela que la mitad (51%) de los profesionales que han decidido permanecer en su puesto de trabajo lo han hecho con la condición de progresar en su carrera y mejorar sus competencias.
Además, la mayoría de ellos confían en que encontrarán rápidamente un nuevo empleo si se van de la compañía. En concreto, el 86% de los trabajadores creen que podrían encontrar un nuevo trabajo en un plazo de seis meses, 25 puntos porcentuales más que un año antes (61%).
Así pues, no se puede descuidar la política laboral de la empresa, la satisfacción de la plantilla y, en particular, las medidas para captar y retener talento, puesto que siempre existe riesgo de fuga de los mejores profesionales.
Motivos para irse o quedarse
Las principales razones aducidas por los empleados para querer irse de su trabajo son un sueldo insuficiente, el deseo de dirigir su propio negocio, la sensación de que su carrera no progresa, la falta de satisfacción laboral, el desgaste profesional, la sensación de que no se aprovechan las competencias propias, la falta de conciliación y unas condiciones laborales insuficientes.
En cuanto a los motivos para quedarse, los empleados valoran especialmente la estabilidad, la satisfacción con la conciliación y las condiciones laboral, un buen ambiente en el trabajo, la sensación de que se aprovechan las competencias propias, la flexibilidad laboral y la satisfacción con las propias labores.