La gestión del cambio es esencial en el mundo en continua evolución en el que vivimos. En los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia, se ha hablado mucho del denominado entorno VUCA en el que ha de desenvolverse toda la sociedad y, por ende, las empresas.
Este término es el acrónimo resultante de la suma de las palabras en inglés volatility (volatilidad), uncertainty (incertidumbre), complexity (complejidad) y ambiguity (ambigüedad).
Como consecuencia de ello, las organizaciones han de ser más resilientes y flexibles que nunca y estar preparadas para transformarse con agilidad para dar respuesta a cada nuevo desafío que se presente en el horizonte, ya sea una pandemia, una guerra, la ruptura de la cadena de suministro o la próxima crisis por llegar.
Con la mirada puesta en el futuro inmediato, se vislumbran varios retos, como una situación geopolítica incierta, una inflación que no acaba de contenerse, la aceleración de los cambios tecnológicos, el incremento de las ciberamenazas o la escasez de talento, entre otros, como recogíamos en EMPRENDEDORES.
Claves para la gestión del cambio
Ante todas estas situaciones, conviene estar preparados. Afortunadamente, lo estamos. Aunque ahora se hable tanto de que vivimos una época de transformaciones sin precedentes, lo cierto es que la gestión del cambio no es nada nuevo.
Hace ya un cuarto de siglo que se publicó el libro ‘¿Quién se ha llevado mi queso? Cómo adaptarnos a un mundo en constante cambio’, de Spencer Johnson, que fue todo un éxito de ventas.
Y podemos retrotraernos aún más atrás, mucho más, casi dos milenios, si leemos el Talmud judío: “Sé flexible como un junco, no tieso como un ciprés”. Esa flexibilidad es un principio básico para adaptarse a las nuevas situaciones.
La gestión del cambio, en realidad, ha ido de la mano de la Humanidad, desde que los primeros Homo sapiens tuvieron que adaptarse para sobrevivir a cambios tan radicales como la glaciación que sumió al planeta en la Edad de Hielo.
Sin embargo, no todo el mundo asume los cambios de igual manera ni está en la misma situación, por lo que no está de más que nos detengamos a analizar los diferentes perfiles que podemos encontrar en un equipo y cómo manejarlos para que la gestión del cambio sea menos compleja.
Los ‘Mr. No’
En casi todos los equipos hay alguien así. Son personas que, ante cualquier cambio, presentan una actitud negativa o cínica. “Las actitudes negativas pueden minar el ambiente laboral y afectar el desempeño del equipo”, advierte LiceoTIC, plataforma orientada a ayudar en la toma de decisiones a directivos TI.
Sin embargo, un buen líder debe ser capaz de lidiar con ellos. “Escuchar las preocupaciones de los empleados y establecer expectativas claras sobre la conducta profesional son pasos importantes para abordar este problema”, detalla la compañía.
Los ‘Mr. Sí’
En el lado opuesto están los ‘Mr. Sí’. Son personas con una actitud positiva y proactiva. Se trata un activo de gran valor para empresa y el sueño de todo jefe de equipo. Por eso, hay que cuidarlos.
LiceoTIC indica que es fundamental reconocer y recompensar su comportamiento entusiasta, por lo que recomienda fomentar su desarrollo ofreciéndoles oportunidades para liderar proyectos o participar en iniciativas innovadoras.
Los ‘ya veremos’
Se encuentran a mitad de camino entre los dos anteriores, sin oponerse frontalmente, pero ofreciendo cierta resistencia al cambio. “La resistencia al cambio puede ser un obstáculo importante en el camino hacia la evolución de una empresa”, apunta la empresa.
Para superar este desafío, sugiere comunicar claramente los beneficios del cambio y proporcionar formación adecuada a los empleados. Además, aconseja involucrarlos en el proceso de cambio, ya que así aumenta su compromiso y aceptación.
Los aislados
En los equipos también hay perfiles que suelen estar más aislados o que son menos colaboradores. LiceoTIC recuerda que la colaboración y el trabajo en equipo son esenciales para el éxito de cualquier empresa. Y también para la gestión del cambio.
Recomienda promover la importancia del trabajo en equipo mediante proyectos grupales y sesiones de brainstorming. Además, subraya que ofrecer retroalimentación constructiva puede ayudar a los empleados a comprender cómo su aislamiento afecta al equipo en su conjunto.
Los quemados
En EMPRENDEDORES hemos hablado en muchas ocasiones del burnout y su impacto en las empresas. Tener un equipo conformado por trabajadores quemados puede complicar seriamente la gestión del cambio. “El exceso de trabajo puede llevar al agotamiento y disminuir la productividad. Si bien el compromiso de los empleados es valioso, es importante establecer límites saludables”, recalca LiceoTIC.
Para evitar el riesgo de burnout, aconseja apreciar su dedicación y alentarlos a tomar descansos y vacaciones.
Los desmotivados
Una plantilla desmotivada tampoco va a asumir demasiado bien los cambios. “La falta de motivación puede impactar negativamente en el desempeño de los empleados”, advierte la compañía.
De este modo, recomienda identificar las causas de dicha desmotivación y ofrecer retos, así como cambiar responsabilidades si fuera preciso. “Son estrategias efectivas para revitalizar el interés del equipo”. Además, reseña que el reconocimiento y las oportunidades de desarrollo profesional pueden aumentar la motivación de manera significativa.
Los innovadores
Otro perfil que puede existir en los equipos son los innovadores, que no sólo abrazan los cambios, sino que incluso los promueven. “Fomentar la innovación y la creatividad es esencial para mantener la competitividad en el mercado”, apunta LiceoTIC.
Por eso, 327098827933para impulsar la innovación en toda la empresa.