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¿Cómo identificar un posible abuso de poder y qué hacer para evitarlo?

Sufrir un abuso de poder conduce a desmotivación, baja productividad e incluso problemas de salud en los trabajadores. Pero también puede acarrear riesgos legales, rotación laboral…

28/07/2024  David RamosRRHH
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El abuso de poder en el trabajo en un problema relativamente frecuente en las empresas. Todos conocemos casos de este tipo, ya sea sufriéndolos en carnes propias o viendo lo que han tenido que pasar otros compañeros, amigos o familiares.

¿Pero a qué nos referimos cuando hablamos de abuso de poder? En líneas generales, se trata de aquellas situaciones en las que un profesional con una posición de autoridad utiliza su poder para someter, controlar o intimidar a otros empleados de manera inapropiada.

“Puede manifestarse de diversas formas, desde el acoso verbal y psicológico hasta la explotación laboral y la discriminación en el entorno laboral”, detalla Ringover.es.

Y su impacto es considerable. Según los datos que maneja la compañía, 1 de cada 4 bajas laborales es por estrés, de las cuales una buena parte se debe a situaciones relacionadas con el abuso de poder en el entorno laboral.

¿Cómo reconocer un abuso de poder?

El abusador suele ocultar este tipo de comportamientos detrás de una fachada de autoridad, lo que puede dificultar la identificación de estas situaciones y, por ende, nuestra capacidad para actuar y minimizar sus consecuencias.

Así pues, reconocerlo es fundamental. Los expertos de Ringover.es recomiendan estar atentos ante algunos signos. Por ejemplo, ponen el acento ante posibles conductas excesivamente autoritarias. “Los abusadores suelen insistir en la necesidad de la obediencia ciega y no permiten que sus decisiones sean cuestionadas, rechazando la opinión de otros sin consideración”.

También avisan de que los abusadores suelen manipular la información, la estructura organizacional o las relaciones interpersonales para mantener su control, ocultando su conducta con esta falta de transparencia. “Esto puede incluir comportamientos como no informar de cambios importantes en la empresa, no dar feedback esencial en el desarrollo de las tareas, retener información crítica, difundir rumores malintencionados o tergiversar los hechos a su favor”, explican.

Además, es habitual que desprecien los derechos de los empleados, ignorando las políticas y procedimientos que protegen a los empleados. Por ejemplo, pueden pasar por alto las solicitudes de vacaciones.

Otro indicador del abuso de poder es el aislamiento del personal. “Los abusadores tienden a dividir al equipo para evitar que los empleados se comuniquen entre sí y formen alianzas. Además, suelen crear conflictos internos o promover rivalidades”, advierten los especialistas de Ringover.es.

También controlan cada detalle del trabajo de los empleados, sin darles ningún tipo de autonomía en la toma de decisiones y mostrando escasa confianza en sus capacidades.

Asimismo, puede que incurran en humillaciones públicas. “El abusador tiende a criticar o ridiculizar a los empleados frente a otros para demostrar poder y control, lo que genera un ambiente de miedo y resentimiento hacia su persona en el equipo. Además, desvaloriza el trabajo y las capacidades del empleado, lo que puede incluir desde críticas desproporcionadas a su labor a la asignación de tareas triviales o injustas, pasando por la falta de reconocimiento de un trabajo bien hecho”, comentan.

Además, esto se puede ver acompañado de coerciones y amenazas, que se manifiestan a través de la imposición de tareas o responsabilidades excesivas a un trabajador bajo la amenaza de represalias como el despido, crea un ambiente de miedo entre los empleados.

También se puede manifestar a través de una discriminación basada en género, raza, edad, orientación sexual, religión o cualquier otra característica personal.

En el sentido opuesto, el abuso de poder puede tomar la forma de favoritismo. “El abusado trata a ciertos empleados con preferencias injustas, como asignar mejores proyectos, promociones o recompensas a ciertos trabajadores, lo que crea divisiones y resentimientos en el equipo”, señalan los expertos de Ringover.es.

Finalmente, todo ello puede desembocar en una situación de acoso, ya sea verbal, físico o psicológico, incluyendo insultos, gritos, comentarios sarcásticos, tocamientos no deseados o cualquier otra forma de conducta que degrade o intimide al empleado.

Consecuencias del abuso de poder

Atajar a tiempo estas situaciones es muy importante, ya que el abuso de poder tiene consecuencias muy graves, tanto para los empleados como para la empresa.

Las víctimas suelen estar sometidas a elevados niveles de estrés, debido al miedo a posibles represalias. Esto puede conducir a problemas de salud mental y física, como insomnio, depresión o enfermedades cardiovasculares

Además, las críticas y humillaciones afectan a la percepción que los trabajadores tienen de sí mismos, minando su autoestima.

Todo ello perjudica a la empresa, ya que la falta de reconocimiento y el trato injusto desmotiva y reduce el compromiso del empleado con su trabajo y con la organización. Y esto redunda en un descenso de la productividad, ya que tener una plantilla con la moral baja afecta la eficiencia, el rendimiento y la calidad del trabajo, aumentando la posibilidad de cometer más errores.

Asimismo, los empleados descontentos intentarán salir de la empresa cuanto antes, lo que da lugar una alta rotación de personal, repercutiendo en los costes de contratación y formación para la empresa. Igualmente, el abuso de poder puede dañar la imagen de la empresa y dificultar la atracción de talento.

Por último, en los casos más extremos, la compañía puede verse expuesta a demandas por acoso y discriminación, con las consiguientes sanciones y daño a su reputación.

¿Cómo evitarlo?

Ringover.es señala que “abordar el abuso de poder requiere una estrategia multidimensional que involucre a toda la organización, desde la alta dirección hasta los empleados de base”. Y detalla que debe empezar por las labores de prevención, para pasar a la intervención y corrección cuando sea preciso.

Sus expertos recomiendan poner en práctica una serie de medidas para prevenir y afrontar este problema. En primer lugar, aconsejan que se definan y se desplieguen políticas de tolerancia cero hacia el abuso de autoridad, comunicándolas a todos los empleados, junto con las consecuencias de estas acciones.

También insisten en la importancia de ofrecer formación continua a todos los empleados sobre sus derechos y acerca de cómo identificar y reportar abusos, incluyendo escenarios prácticos y estrategias para manejar las situaciones más difíciles.

Igualmente, insisten en la necesidad de contar con una cultura organizacional de transparencia, donde se promueva la comunicación y se valoren las denuncias. “La transparencia debe ser un valor central, promovida por la alta dirección y practicada a todos los niveles”, puntualizan.

Al hilo de ello, es fundamental disponer de canales de denuncia confidenciales y seguros, para que los empleados puedan reportar los abusos sin miedo a represalias. Puede ser a través de líneas de denuncia anónimas, buzones de sugerencias, acceso directo al departamento de RRHH, etc.

A raíz de las denuncias, los expertos de Ringover.es recalcan que se deben llevar a cabo investigaciones imparciales, creando comités o contratando a terceros para realizar investigaciones justas y sin prejuicios. Además, deben ser procesos rápidos, rigurosos y profesionales.

Además, es esencial prestar apoyo a las víctimas, ofreciendo asistencia psicológica y legal a los empleados que han sido víctimas de abuso.

Las sanciones también deben ser adecuadas y proporcionales a la gravedad del abuso, sin importar la posición que el abusador pueda tener en la empresa. Pueden incluir desde advertencias hasta despidos inmediatos.

Asimismo, recomiendan realizar regularmente auditorías internas para asegurarse de que las políticas de prevención del abuso de poder se estén cumpliendo. Se puede hacer mediante encuestas de clima laboral anónimas, evaluaciones de desempeño, etc.

También conviene fomentar el liderazgo positivo. “A la hora de seleccionar personal y promocionar a gerentes, directivos y altos mandos, apostar por líderes que demuestren empatía, respeto y apoyo a sus equipos”, aconsejan.

Por último, hacen hincapié en la implantación de sistemas que reconozcan y premien las conductas positivas y colaborativas, así como el comportamiento ético y respetuoso en el lugar de trabajo, ya sea a través de bonificaciones u otros incentivos.

David RamosDesde 2006, soy periodista freelance especializado en información económica, técnica y sectorial.
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