El acceso a financiación es uno de los mayores desafíos para las pymes en nuestro país. En 2023, el 54,2% de las pequeñas y medianas empresas reconocieron haber tenido esta necesidad, independientemente de si finalmente fueron a buscarla o no, según el XIII Informe de financiación de la pyme en España, el último elaborado por la Sociedad de Garantía Recíproca SGR-CESGAR. Este porcentaje se dispara al 73,4% cuando se excluyen las microempresas de menos de 10 empleados.
La conclusión está clara: no basta con tener una buena idea o un gran espíritu emprendedor para poner en marcha un negocio. Si no se cuenta con recursos suficientes, no hay nada que hacer. Ya sea por necesidad de circulante, para invertir en tecnología o en inmuebles, para abordar un proceso de expansión en el mercado nacional o internacional… cada empresa requiere una solución de financiación adaptada a su situación y etapa de desarrollo.
Hay muchas opciones de financiación disponibles. Tantas que conviene conocerlas bien antes de decidir cuál se adapta mejor a cada caso. “En Ibercaja primamos el conocimiento y la confianza mutua entre la empresa y su figura gestora. Es la mejor forma de entender cuál es la necesidad de la empresa en cada momento, y con nuestra filosofía de asesoramiento personalizado, ayudamos a las empresas a tomar las mejores decisiones de financiación, que no siempre pasan por incrementar su endeudamiento”, explica Teresa Fernández, directora de Banca de Empresas.
A continuación, repasamos las principales alternativas para autónomos y pymes.
15 formas de financiación y el momento adecuado para usarla
1. Bootstrapping
Cuando un negocio arranca, una de las vías más sencillas y accesibles es el bootstrapping; es decir, financiarte con tus propios recursos. Esto puede incluir los ahorros personales o los ingresos que vayas generando con las primeras ventas. Es una forma de mantener el control absoluto de tu empresa sin depender de inversores externos ni endeudarte con un banco.
El crecimiento será más lento, pero también más seguro, ya que reduces los riesgos financieros y podrás probar tu idea en el mercado sin presiones externas. Además, esta fórmula obliga a ser más eficiente con los recursos y a gestionar cada euro con criterio.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Si cuentas con algunos ahorros y tu modelo de negocio permite arrancar con una inversión mínima, el bootstrapping es la mejor alternativa. Es especialmente útil en la fase inicial, cuando necesitas validar tu idea sin asumir grandes riesgos financieros ni ceder el control de tu empresa.
2. Pedir dinero a amigos y familia
Recurrir a las personas más cercanas es una práctica común entre emprendedores en la fase inicial. En el mundo anglosajón, este método se conoce como las 3F: Family, Friends & Fools (Familia, Amigos y Locos), en referencia a quienes están dispuestos a apostar por tu proyecto con pequeñas inversiones porque confían en ti y en tu idea, incluso sin ser expertos en negocios.
El principal beneficio es que suelen ofrecer ayuda sin las exigencias de los inversores tradicionales. Sin embargo, es fundamental establecer desde el principio si se trata de un préstamo sin devolución, un crédito con condiciones específicas o una inversión con participación en la empresa. Formalizar un acuerdo por escrito siempre es recomendable para evitar malentendidos y proteger la relación personal.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Si necesitas una cantidad moderada de dinero para arrancar, esta alternativa puede darte el empujón inicial. Es especialmente útil cuando tu entorno cree en tu proyecto y está dispuesto a apoyarte económicamente.
3. Crowdfunding
El crowdfunding, también conocido como micromecenazgo, financiación colectiva o financiación participativa, añade una «F» más a las tres que comentábamos antes (Family, Friends & Fools): los Fans. Este modelo permite a los emprendedores recaudar pequeñas aportaciones de muchas personas a través de plataformas especializadas. Las hay para sectores específicos como tecnología, arte o sostenibilidad, así como otras de carácter más generalista. En cuanto a los tipos de crowdfunding, estos son los cuatro más comunes:
• Crowdfunding de donación, donde las personas contribuyen sin esperar una contraprestación económica o material. Es común en causas solidarias y proyectos sociales.
• Crowdfunding de recompensa, en el que los contribuyentes reciben un beneficio a cambio de su aportación, que puede ser desde un descuento hasta acceso anticipado a un producto o servicio.
• Crowdfunding de inversión, donde los aportantes se convierten en accionistas de la empresa o reciben una parte de los beneficios futuros.
• Crowdfunding de préstamo, basado en la financiación mediante préstamos colectivos, donde los inversores reciben el dinero de vuelta con intereses.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Si tu proyecto tiene un atractivo fuerte para la comunidad y puedes generar interés con una campaña de marketing sólida que capte la atención del público y le motive a contribuir, el micromecenazgo es una alternativa excelente, especialmente en la fase presemilla, ya que permite validar la demanda del producto y conseguir financiación manteniendo el control de la empresa.
4. Microcréditos
Son préstamos de pequeña cuantía, generalmente concedidos por bancos, entidades públicas o asociaciones de apoyo al emprendimiento. Están diseñados para profesionales autónomos o pequeños negocios que no tienen acceso fácil a la financiación tradicional, ya sea por falta de garantías o por estar en una fase muy inicial de su proyecto. Suelen tener requisitos flexibles y en muchos casos están respaldados por programas de apoyo al autoempleo.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Son ideales para emprendedores con dificultades para acceder a financiación convencional, que necesitan una cantidad reducida de capital para poner en marcha un negocio o cubrir pequeñas inversiones iniciales.
5. Préstamo bancario
Es una de las formas de financiación más tradicionales y accesibles, especialmente valorada por su estabilidad y previsibilidad. Consiste en la entrega de una cantidad fija de dinero en un solo pago por parte del banco, que el beneficiario devuelve en cuotas periódicas junto con los intereses acordados. A diferencia de otras fórmulas más flexibles pero también más arriesgadas —como la entrada de inversores externos—, el préstamo bancario permite mantener el control total del negocio sin ceder participación.
Los intereses y los plazos de devolución varían según la entidad y el perfil de la empresa. En muchos casos se solicita algún tipo de garantía personal o aval, aunque esto dependerá del nivel de riesgo percibido por el banco.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Es una opción adecuada para inversiones que generarán rentabilidad a medio y largo plazo, por ejemplo para la compra de maquinaria, la apertura de nuevas sedes, reformas, expansión geográfica o digitalización de procesos. Su gran ventaja es que ofrece condiciones claras desde el inicio: importe, plazo, tipo de interés y calendario de amortización, lo que facilita la planificación financiera.
6. Líneas de crédito bancario
Se trata de una forma de financiación especialmente flexible, pensada para cubrir necesidades puntuales de liquidez sin recurrir a soluciones más rígidas o costosas.
A diferencia del préstamo tradicional, en el que se entrega una cantidad fija en un único pago, la línea de crédito permite disponer de un importe máximo durante un periodo determinado —generalmente de un año— y utilizarlo según las necesidades. Solo se pagan intereses sobre la cantidad utilizada, lo que evita costes innecesarios y mejora la eficiencia financiera.
Los intereses pueden ser fijos o variables, dependiendo de las condiciones pactadas con la entidad financiera, y es habitual renovarlas periódicamente, facilitando su uso continuado en el tiempo sin necesidad de renegociar cada año desde cero.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Cuando hace falta obtener liquidez de forma ágil y sin asumir compromisos a largo plazo, por ejemplo: para hacer frente a gastos operativos, pagos imprevistos o necesidades puntuales de circulante. También son muy convenientes para empresas con ingresos irregulares o con ciclos de cobro y pago desajustados, ya que permiten acceder a los fondos solo cuando realmente se necesitan.
7. Subvenciones públicas
Estas ayudas económicas las otorgan organismos oficiales para fomentar iniciativas empresariales o impulsar proyectos concretos. No suelen cubrir la totalidad de la financiación necesaria, pero representan un apoyo importante y, en muchos casos, no requieren devolución.
Las subvenciones públicas pueden ser clave para cubrir ciertos costes iniciales, como la investigación de mercado, el desarrollo de un producto o la contratación de empleados. La competencia para acceder a ellas es alta, así que es importante informarse bien sobre los requisitos y plazos de solicitud, evitando invertir tiempo en su preparación para luego caer en la cuenta de que no se cumple con los criterios necesarios.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Si tu negocio encaja en las líneas de ayuda pública disponibles y puedes justificar su impacto positivo, optar a una subvención puede ser un gran respaldo financiero. Resulta especialmente recomendable en fases tempranas o cuando se necesita apoyo para escalar el proyecto.
8. Incubadoras o aceleradoras de startups
Estas entidades cumplen con la llamada función de smart money, ya que no solo aportan capital, sino que también ofrecen acompañamiento estratégico en áreas clave del negocio. Proporcionan mentoría, asesoramiento en el diseño de producto, validación del modelo de negocio, acceso a recursos técnicos y financieros. Además, ofrecen visibilidad dentro del ecosistema emprendedor y conexión directa con grandes empresas, inversores y actores clave del sector.
Algunas están vinculadas a universidades, corporaciones o entidades públicas y para acceder a ellas suelen abrir convocatorias con un plazo concreto de presentación de candidaturas. Como en el caso de las subvenciones públicas, antes de liarse con el papeleo, es importante revisar bien los criterios de selección para confirmar que se cumplen todos los requisitos.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Las incubadoras son recomendables en fases muy tempranas, cuando la idea necesita madurar, estructurarse y validarse en el mercado. Por su parte, las aceleradoras son más adecuadas para startups con cierto recorrido, que ya han validado su propuesta de valor y buscan escalar rápidamente con el respaldo de expertos e inversión externa.
9. Business angels
Se trata de inversores privados que apuestan por emprendedores con modelos de negocio prometedores. Suelen invertir cantidades mayores que amigos o familiares y, además del capital, aportan experiencia, contactos y asesoramiento estratégico.
Según un informe de la Asociación Española de Business Angels Networks (AEBAN), en 2023, la inversión media de estos «ángeles empresariales» fue de casi 50.000 euros por proyecto. A cambio, suelen adquirir una pequeña participación en la empresa (alrededor del 5%).
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Si tu empresa ya ha validado su modelo de negocio y empieza a generar ingresos, pero necesita un impulso financiero y estratégico, recurrir a un business angel puede ser la clave para acelerar su crecimiento.
10. Préstamo participativo
Este modelo suelen concederlo organismos públicos o fondos de inversión especializados. Su característica principal es que los intereses no son totalmente fijos, sino que una parte depende del rendimiento de la empresa. Es decir, cuanto mejor le va al negocio, más paga en intereses y si los resultados son bajos, también lo es el coste financiero.
Suele incluir periodos de carencia más amplios y no requiere tantas garantías personales, ya que el prestamista asume parte del riesgo con el emprendedor. Es una opción frecuente para startups o empresas innovadoras que buscan financiación sin perder participación accionarial.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Cuando la empresa necesita financiación para crecer, pero no quiere comprometerse con una deuda rígida ni perder el control del capital. Es una buena alternativa para negocios con alto potencial de desarrollo, aunque aún no cuenten con ingresos estables o consolidados, ya que el pago de intereses se ajusta al rendimiento obtenido.
11. Corporate partner
También se conoce como socio industrial y se trata de una empresa consolidada del sector que decide invertir en una startup para adquirir su conocimiento, tecnología o base de clientes. Más allá del capital económico, el valor de este tipo de alianza es el conocimiento sectorial, la experiencia operativa y los recursos que aporta el socio industrial, lo que puede acelerar significativamente el crecimiento del negocio. En muchos casos, este tipo de colaborador termina adquiriendo el 100% de la empresa emergente e integrándola en su estructura. Dependiendo del acuerdo, el emprendedor puede desvincularse completamente o continuar en la empresa adquirente con un rol clave.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Es una opción recomendable para empresas emergentes que han validado su propuesta de valor y quieren escalar rápidamente de la mano de un socio fuerte que les aporte visibilidad, confianza y acceso a nuevas oportunidades de negocio.
12. Confirming
Mediante este servicio financiero, una empresa delega en un banco la gestión del pago a sus proveedores. El banco notifica a los proveedores que su factura ha sido aprobada y les ofrece la posibilidad de cobrarla antes de la fecha de vencimiento a cambio de un pequeño descuento financiero. Esto permite a las empresas mejorar su relación con los proveedores, asegurando pagos puntuales sin afectar su liquidez inmediata. Además, el confirming puede mejorar la negociación con los proveedores, ya que estos tienen la garantía de cobro, lo que puede traducirse en mejores condiciones comerciales.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Es una solución interesante para empresas que desean optimizar la gestión de sus pagos, mejorar la relación con sus proveedores y ofrecerles una herramienta para adelantar cobros sin necesidad de recurrir a financiación externa. También es útil en sectores donde los plazos de pago son largos y es clave mantener la confianza con los proveedores.
13. Crédito comercial
El crédito comercial es una forma de financiación en la que un proveedor permite a su cliente aplazar el pago de una compra, concediendo un plazo determinado para abonarla sin necesidad de recurrir a financiación bancaria. En muchos casos, este crédito se otorga sin intereses si el pago se realiza dentro del plazo acordado, aunque algunos proveedores pueden aplicar recargos si el plazo se excede. Es una alternativa habitual en relaciones comerciales entre empresas, especialmente en sectores donde la compra de materiales o productos es recurrente.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Cuando una empresa necesita financiar compras sin recurrir a un préstamo bancario y cuenta con proveedores dispuestos a ofrecer condiciones de pago flexibles. Es ideal para negocios que necesitan gestionar su tesorería sin asumir costes financieros adicionales.
14. Avales y garantías de las SGR
Las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) son entidades financieras sin ánimo de lucro que ofrecen avales y garantías para facilitar el acceso a financiación a pymes y emprendedores. Estas garantías sirven como respaldo ante bancos y otras entidades de crédito, reduciendo el riesgo percibido y permitiendo a las empresas acceder a préstamos en mejores condiciones, con tipos de interés más bajos y plazos más favorables. Las SGR también pueden avalar obligaciones ante proveedores, clientes o administraciones públicas, lo que puede ser clave en contratos y licitaciones.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Es recomendable cuando una empresa necesita financiación y no cuenta con garantías suficientes para acceder a un préstamo bancario en condiciones favorables. También es útil para mejorar la capacidad de negociación con entidades financieras y proveedores.
15. Fondos de capital riesgo
Los fondos de capital riesgo invierten en empresas con alto potencial de crecimiento, generalmente en etapas de expansión o escalado. A cambio del capital, adquieren una participación accionarial y suelen implicarse activamente en la gestión estratégica de la empresa. La participación es temporal y su objetivo es obtener una rentabilidad significativa vendiéndola a medio o largo plazo.
Estos fondos pueden ser generalistas o especializados en sectores concretos, como tecnología, sostenibilidad o salud. Además de dinero, ofrecen asesoramiento y conexiones estratégicas.
✓ ¿Cuándo es el momento adecuado?
Si la startup ya está en funcionamiento, tiene un equipo consolidado, tecnología desarrollada y ha demostrado tracción en el mercado, el capital riesgo puede proporcionar el impulso necesario para crecer rápidamente, internacionalizarse o desarrollar nuevos productos.