Con el fin de abordar problemas complejos en la sociedad y cubrir necesidades que demandan los negocios, aumentan los planes de estudios multidisciplinares, que combinan materias tecnológicas con otras sociales y humanísticas, como explican estos expertos y experta.
RODRIGO MIRANDA
Managing Partner de ISDI

¿Imaginas un mundo donde la tecnología y las humanidades se unen para crear un futuro brillante? Pues… te adelanto que ese futuro ya ha llegado. La IA no es solo cosa de robots y algoritmos, sino una oportunidad única para que el talento humanístico se fusione con el poder de la tecnología.
Olvídate de la idea de que la IA es solo para «techies». Carreras como pedagogía, psicología o filología, son necesarias para que la IA sea realmente útil y humana.
Ahora solo podemos concebir el mercado formando equipos multidisciplinares donde la visión y habilidades se combinen para crear soluciones de IA que cambien el mundo.
El Gobierno lo tiene claro: la IA es el futuro. Por eso, está apostando por ella con iniciativas como la Estrategia de Inteligencia Artificial, que abre un sinfín de posibilidades para empresas de todos los tamaños.
Por esto debes tener bases sólidas en análisis de procesos, metodologías ágiles, análisis lingüístico, para convertirte en ese líder multifacético e innovador.
Si nos dejas, en ISDI te acompañaremos para que vayas un paso delante.
Fabiola Pérez Ramos
CEO y Co-fundadora de MIOTI Tech & Business School

La tecnología está transformando nuestras vidas, especialmente tras la llegada de la Inteligencia Artificial. Pero ¿podemos avanzar hacia un futuro sostenible sin otras áreas de conocimiento? Los estudios multidisciplinares responden a esta pregunta, ya que combinan diversas disciplinas para abordar problemas complejos. Estos estudios conectan ideas de campos dispares y desarrollan habilidades transferibles como el pensamiento crítico y la colaboración multisectorial.
Por ejemplo, las emisiones de CO2 del sector tecnológico fueron del 1,6% en 2007 y del 3,5% en 2020, pudiendo llegar al 14% en 2040. A la luz de estos datos, es crucial reconocer que el avance tecnológico conlleva un aumento del consumo de recursos para sentar la base del desarrollo sostenible en términos ambientales, sociales y económicos. Así, la formación en Innovability, una combinación de innovación y sostenibilidad, que acuñó Enel, permite a las organizaciones moldear un futuro en el que cada avance tecnológico se traduzca en un beneficio real y sostenible.
Javier Camacho Ibáñez
Vicedecano del Área de Empresa y Business Analytics de la Universidad Europea

La sociedad, la tecnología y los negocios avanzan a un ritmo vertiginoso y las universidades están afrontando ese reto con nuevos planes de estudio que combinan materias sociales empresariales con aspectos tecnológicos o con la inclusión de asignaturas tecnológicas de manera transversal en diferentes titulaciones.
En el primer caso, se pueden destacar los grados y másteres en Business Analytics, que responden a una demanda creciente por parte de las organizaciones de profesionales con conocimientos de empresa, ventas, finanzas, gestión, marketing o recursos humanos, pero con la capacidad de comprender el lenguaje técnico y de “traducir” las necesidades de negocio entre estas áreas y los departamentos de tecnología. En definitiva, con la capacidad de analizar y gestionar los datos e información para una mejor toma de decisiones.
En el segundo caso se están llevando a cabo diversas experiencias para incorporar asignaturas de Inteligencia Artificial en todas las titulaciones, sean técnicas o no, para formar de una manera integral a los futuros profesionales.
José Luis Blanco
CEO de MEBS

Los estudios multidisciplinares ganan popularidad, tanto entre los estudiantes como en los departamentos de RRHH.
Y es que, aunque cada vez haya más tecnología, las empresas las seguirán formando personas. Y esto es importante, tanto para los productos o servicios que van a elaborar los técnicos, como, porque quienes usan esas herramientas tecnológicas no siempre son profesionales tecnológicos.
Un ejemplo lo podemos ver con las tecnologías que existen en el Data (o que existirán en éste u otro campo). Es cierto, los que preparan los software y programas para la recogida e interpretación de datos son ingenieros, pero ¿qué pasa con la interpretación humana de esos datos? A los datos hay que darles formas, distintas visiones, hay que ponerlos de manera compresible para los perfiles más sociales y/o humanísticos. Es decir, el ingeniero tiene que saber hacer ese “instrumento” para dar solución a las empresas, pero, también, tener conocimientos de otras disciplinas, como puede ser la psicología o la sociología, para poder dar sentido a esos datos. Y, por supuesto, tiene que saber cómo explicar su trabajo tan complejo, y el funcionamiento de éste, a su público (ya sean compañeros “de letras”, jefes, clientes…).
Pero también es interesante que, a la inversa, los perfiles humanísticos tengan conocimientos tecnológicos. Esto quiere decir que no tienen por qué saber cómo hacer un software, pero si deben conocer qué es un framework, qué es el Cloud computing, qué es un algoritmo, qué es el lenguaje NLP, o qué es Blockchain.
Ninguno de los dos perfiles va a ser experto en tecnología ni en humanidades en un 50%, pero sí van a poder mantener una conversación en la que se entiendan, van a hablar con un código válido para ambos, van a realizar presentaciones eficaces y eficientes, van a lograr ser más creativos e, incluso, más críticos.
En MEBS, estando especializados en tecnología, incluimos en todas nuestras maestrías temarios de habilidades: como pueden ser las presentaciones eficaces o la gestión del tiempo.
José Manuel Mas Iglesias
Vicerrector de política académica y profesorado de ESIC University

El mundo requiere de perfiles cada vez más formados en disciplinas concretas. Por ello, la universidad responde generando programas de formación cada vez más verticales y especializados. Observamos como las disciplinas más genéricas se desdoblan en especialidades, que profundizan en realidades cada vez más complejas.
Cada vez es más necesario adentrarse y profundizar en conocimientos concretos.
Por ello, debemos tener un faro común, una brújula que una la visión de todos estos especialistas. Un lugar común que una el pensamiento especialista, que nos recuerde lo verdaderamente importante: el ser humano.
La respuesta de muchas universidades es generar un currículo de asignaturas humanistas, comunes para todos los planes de estudio, y que asegure que economistas, ingenieros, biólogos o físicos, tienen una formación de base humanista.
En ESIC University abogamos por una formación humanista holística en todos nuestros planes de estudio. Independientemente del grado que se estudie, formamos en Antropología, para conocer la realidad y evolución del ser humano, en Pensamiento Crítico, para formar mentes analíticas que sepan argumentar con criterio, en Ética Empresarial, pues nuestra responsabilidad no es sólo formar buenos profesionales, sino también buenas personas, y por último, Pensamiento Social Cristiano, para dar a conocer como las religiones han contribuido al pensamiento humanista.
Eugenio Lanzadera
Rector de la UDIMA

El trasnochado postulado de “la letra con sangre entra”, escenificado en un lienzo de Goya, ha evolucionado hacia otras formas de aprender. La tecnología permite disponer de un vasto conocimiento que reconvierte el papel tradicional del profesor como transmisor de ideas, a un entrenador en habilidades y destrezas que estimulen el aprendizaje y enseñen realmente a pensar, razonar, investigar y tomar decisiones adecuadas.
En un mundo globalizado y en un entorno digital, abriéndose camino la IA, cobra una importancia especial el juicio humano, siendo necesario estimular a nuestros estudiantes la capacidad para adaptarse a las distintas situaciones, gestionar la información, trabajar en equipos multidisciplinares o aprender de los fallos. Todo ello en un entorno ético y de reflexión continua.
En los actuales planes de estudio han de entrelazarse las materias técnicas con la comprensión, el desarrollo y la adaptación del conocimiento a los valores humanos y éticos que permitirán a los futuros profesionales relacionarse eficazmente en su trabajo, ser creativos y desarrollar tanto el pensamiento crítico como estratégico o empresarial.
El objetivo es implementar estos valores en la propia materia y disponer de asignaturas específicas y transversales, tales como habilidades profesionales, deontología u otras similares de carácter más técnico, como TIC,s o gestión del conocimiento.
José Aguilar
Profesor externo de EOI

Los modelos formativos nos han enfrentado en el pasado a encrucijadas en las que debíamos optar entre aprendizajes científicos y técnicos, por una parte; y humanistas, por otra. Desde etapas muy tempranas a los niños se les colgaba la etiqueta de “ciencias” y “letras”. Más adelante, el alto grado de desarrollo de cada área de conocimiento nos obligaba a acotar de forma progresiva esa elección inicial hasta llevarnos a la hiperespecialización que caracteriza a la mayoría de las profesiones. Este itinerario nos convierte en expertos en algo muy específico, e ignorantes en el resto de las materias. Pero el mundo real no se compone de parcelas colindantes, sino de situaciones complejas en las que dimensiones muy diversas se relacionan entre sí.
He tenido la oportunidad de dirigir o intervenir en programas donde conseguimos integrar la dimensión tecnológica con la visión humanista, de forma que los directivos puedan desarrollar una visión holística y ajustar sus decisiones a la realidad del mercado o de la sociedad con la que interactúan.
El Programa “Humanismo y transformación digital”, desarrollado en la EOI, se convirtió en un foro en el que directivos de grandes compañías, expertos en tecnología y personas formadas en el ámbito humanístico (filósofos, sociólogos, etc.) debatimos de forma práctica sobre el impacto de las humanidades en las decisiones de quienes dirigen empresas con una fuerte componente tecnológica.
En esta misma Escuela de Organización Industrial, muchos programas especializados en tecnologías como el BigData, la Inteligencia Artificial, etc., incluyen módulos sobre el alcance ético y las consecuencias sociales de su implementación.
También en el ámbito de la gestión pública es importante que la formación integre la dimensión tecnológica con la humanística. Así lo hemos hecho en el Programa de Liderazgo Digital para las Administraciones Públicas, coorganizado por la EOI y el Instituto de Estudios Fiscales; en el Itinerario de Habilidades Directivas del Ayuntamiento de Madrid o en programas enfocados dentro de instituciones formativas de las Fuerzas Armadas, como el CESEDEN o la Escuela de Guerra y Liderazgo del Ejército de Tierra.
Carlos Guardiola
Chief Innovation Officer de SNGULAR

Schumpeter decía que una empresa es la realización mental de un emprendedor, y a mí me parece que ese puede ser el punto de partida para definir la esencia de una empresa. Es algo que nace en la mente de una persona (o un grupo de socios), pero existe sólo cuando se hace real y tangible como una construcción administrativa. Esa construcción administrativa es necesaria para que un grupo de personas trabaje, de manera coordinada, para alcanzar un objetivo económico compartido.
Sin embargo, por debajo de esa construcción administrativa, hay una construcción social que es la base del todo. Cualquier grupo de personas, con el paso del tiempo, termina por crear y dar significado a ciertos conceptos, símbolos, categorías, normas, dinámicas… Una daily, la presentación de un informe, el comportamiento en una reunión con clientes, o incluso la firma de un correo electrónico, son espacios donde se manifiesta esa construcción social. Esa cultura.
Las empresas son sistemas complejos principalmente porque están formadas por
personas. Sabemos que las personas tienen intereses, objetivos, valores, miedos y
esperanzas; y que esas variables entran en juego a la hora de decidir. Es lo que en la
disciplina de Complex Problem Solving (CPS) llamamos “Factor X”, y es una de las claves
para encontrar sentido en la complejidad.
Precisamente, hay disciplinas y ciencias centradas en las personas, su comportamiento y sus modelos de toma de decisión. Son las “disciplinas humanistas”, y las “ciencias sociales”. Sociología, antropología, psicología, filología, filosofía… Cada vez más presentes en las empresas. No sólo en las tradicionales áreas del marketing, la comunicación, o el talento.
También en el diseño, en la Inteligencia Artificial, y en la Estrategia. Si las empresas son construcciones sociales, es fundamental que integremos en sus estructuras a personas con capacidades y competencias para entender las construcciones sociales, y dotarlas de sentido. SNGULAR Learning y Tecnofor están ampliando su oferta formativa para incorporar a profesionales de disciplinas humanistas y ciencias sociales al mundo de la Estrategia, a través de la resolución de problemas complejos.