En un mundo empresarial en constante evolución, la capacidad de adaptación se ha convertido en un factor crítico para el éxito. Las empresas que abrazan el cambio y fomentan la innovación están mejor posicionadas para enfrentar los desafíos emergentes y aprovechar las oportunidades en un mercado dinámico y competitivo.
En este contexto, la formación se sitúa como una poderosa estrategia de cambio, no solo para capacitar a los empleados en nuevas habilidades, sino también para transformar la cultura organizacional y estimular la excelencia en todos los niveles.
La formación en las empresas ya no se limita simplemente a adquirir conocimientos técnicos específicos para desempeñar tareas laborales, sino que se ha convertido en una herramienta estratégica para impulsar el cambio y la innovación desde dentro.
Aquí es donde radica su verdadero poder: capacitar a los empleados con las habilidades necesarias para adaptarse a nuevas tecnologías, procesos y modelos de negocio, dando como resultado final que las empresas pueden construir una fuerza laboral ágil y receptiva, lista para abordar los desafíos del futuro con confianza y creatividad.
Se necesitan perfiles cualificados
Según indica la “Guía del Mercado Laboral 2024” de HAYS, la importancia de contar con un buen plan de formación y reciclaje de capacidades se refleja en que el 81% de las empresas afirma que tiene dificultades a la hora de encontrar perfiles cualificados para determinadas posiciones.
Ante esta realidad, una de cada tres empresas (35%) manifiesta la intención de invertir en programas de formación como una prioridad para 2024, y el 25% define el incremento de la competitividad como uno de sus objetivos estratégicos.
La idea de formación se perfila como un proceso continuo a lo largo de la carrera de cada empleado, ya que su principal valor como activo humano para la empresa radica en la función que desempeñan y en aquello que son capaces de realizar en su día a día.
Mejora constante en la empresa
Una de las principales ventajas de invertir en formación como estrategia de cambio es su capacidad para fomentar una cultura organizacional de aprendizaje continuo. Cuando las empresas priorizan el desarrollo de habilidades y el crecimiento profesional de sus empleados, están enviando un mensaje claro: valoran el talento interno y están comprometidas con su mejora constante y desarrollo profesional.
Para Intelcia, transmitir este mensaje a nuestros equipos y apostar por el talento interno es fundamental y prioritario, logrando actualmente con ello que un 79% de las vacantes se cubran con promociones internas. Esto no solo aumenta la satisfacción y motivación de los empleados, sino que también fomenta un ambiente de colaboración, experimentación y superación personal, donde la innovación florece naturalmente entre personas empoderadas profesionalmente.
Que términos como upskilling y reskilling se vayan normalizando en el ámbito empresarial también ayuda significativamente a superar la resistencia al cambio que a menudo surge dentro de las organizaciones.
Al proporcionar a los empleados las herramientas y el conocimiento necesarios para comprender y adaptarse a nuevas iniciativas, tecnologías o procesos, las empresas pueden reducir la incertidumbre y el miedo que se asocian a los cambios, como la transición hacia nuevas formas de trabajar y pensar.
Personalizar la formación
Sin embargo, para que la formación sea realmente efectiva como estrategia de cambio, debe ser diseñada e implementada de manera cuidadosa y deliberada. Esto implica identificar las necesidades específicas de formación dentro de la organización, personalizar los programas de desarrollo profesional para satisfacer esas necesidades y proporcionar recursos y apoyo adecuados para garantizar la participación y el compromiso de los empleados.
Además, la formación no debe ser vista como un hecho aislado y puntual, sino como un proceso continuo y en evolución. Las empresas deben estar preparadas para adaptar y actualizar sus programas de formación a medida que cambian las necesidades del mercado y surgen nuevas oportunidades y desafíos, lo que requiere un compromiso a largo plazo, así como una cultura organizacional que valore y fomente el aprendizaje continuo en todos los niveles.
Preparadas para un contexto cambiante
En conclusión, la formación en el seno de la empresa se ha convertido en mucho más que una herramienta para la adquisición de nuevas habilidades; es una estrategia poderosa para impulsar el cambio, fomentar la innovación y construir una cultura organizacional de aprendizaje continuo.
Las empresas que reconocen y aprovechan el potencial transformador de la formación interna están mejor posicionadas para prosperar en un entorno empresarial cada vez más competitivo y cambiante. Es hora de invertir en el desarrollo de talento interno y desbloquear el verdadero potencial de las organizaciones y de las personas que las forman.
Carmen Alegría es Directora de Talento y Desarrollo en Intelcia, Spanish Region.