
Las empresas de la industria energética se están enfrentando a una serie de retos que demanda respuestas innovadoras y audaces. Si a esto le sumamos el momento en el que se encuentra el sector, que está evolucionando para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las normativas y planes europeos para 2030, tratar el tema de la sostenibilidad es primordial.
Entre las urgencias más inmediatas aparecen desafíos como la descarbonización de la matriz energética, la revolución descentralizada y el auge del prosumidor, la transición energética justa y la digitalización. Sin embargo, el tiempo juega en contra y nos presenta un escenario altamente desafiante.
La descarbonización es un imperativo para frenar la aceleración del cambio climático en el sector y está presionando sobremanera al resto de verticales y organizaciones, que se ven obligadas a reducir su huella de carbono.
Este desafío se convierte en un movimiento estratégico hacia operaciones preparadas para el futuro. Las tecnologías limpias son cada vez más competitivas frente a los combustibles fósiles.
Las fuentes de energía limpias son la máxima prioridad
Aquí es indispensable la tecnología. Más aún cuando el sector eléctrico representa aproximadamente el 40% de las emisiones de dióxido de carbono, según los datos contemplados en nuestro WhitePaper ‘Tech Trends: Energy & Utilities’. En este escenario, el impulso hacia la transición de fuentes de energía limpias se vuelve un reto de máxima prioridad.
Las energías alternativas permiten generar autosuficiencia y seguridad energética, y acaban con la dependencia de las importaciones. Esto impacta de una manera muy positiva sobre la cadena de valor y disminuye algunos obstáculos como la inflación.
Es evidente que el desarrollo tecnológico será clave para caminar hacia un sistema energético más sostenible y eficiente. Será posible generar modelos inteligentes de análisis y evaluación de riesgos, herramientas para planificar y simular escenarios, desarrollo de infraestructuras de generación, almacenamiento y distribución de energías limpias. Así es como podremos superar el problema de la intermitencia de las fuentes renovables.
La descentralización marca un giro radical en el panorama energético. En otras palabras, nos distancia de los modelos centralizados tradicionales para adoptar enfoques más distribuidos y centrados en el consumidor. Mediante este cambio de paradigma, las compañías pueden ser más resilientes energéticamente e integrar nuevas fuentes de energía gracias a las nuevas soluciones de generación y almacenamiento distribuido, lo que convierte a los consumidores en prosumidores.
Gracias a esta descentralización, la red energética se vuelve más receptiva y resiliente, y es capaz de satisfacer las demandas dinámicas del futuro. Estas redes descentralizadas están diseñadas para optimizar la acumulación y distribución de la energía sin descuidar la eficiencia.
Por otro lado, el sistema del futuro de la distribución eléctrica será mucho más dinámico e interactivo, donde tanto los consumidores como los productores se convierten en actores clave. Los intercambios autoeléctricos a la red, generadores virtuales y redes multidireccionales inteligentes pasarán a ser la norma en un escenario donde tecnologías como la IA, el IoT y el blockchain permitirán optimizar las operaciones y transacciones descentralizadas.
Tecnología para optimizar el uso energético
Otra de las claves es la digitalización, que actúa como el catalizador que permite progresar la descarbonización y la descentralización. Si las compañías sacan el máximo provecho a las tecnologías digitales avanzadas, pueden optimizar el uso de la energía, mejorar su eficiencia operativa y personalizar sus servicios para adaptarse a los consumidores. Las plataformas digitales permiten monitorizar y gestionar en tiempo real los sistemas energéticos, lo que aumenta el rendimiento y el compromiso con los clientes.
Es evidente que para ser más transparentes y facilitar la integración de los recursos energéticos distribuidos en la red, las compañías han de digitalizarse. Son muchas las tecnologías que irrumpen en el sector de Energía y Utilities para impulsar una revolución sin precedentes. No solo modifican la manera de generar, distribuir y consumir la energía, sino que marcan el cambio hacia un modelo de negocio digital. Este redefine la relación entre empresas y consumidores y promueve la transparencia, participación y diversificación de las fuentes de ingresos.
Actualmente, la industria energética atraviesa un momento crítico en su proceso evolutivo, impulsada por la adopción de tecnologías emergentes como la IA generativa y el Machine Learning. Estas herramientas abren un abanico de posibilidades para optimizar la eficiencia operativa y los programas de lealtad, y les permite mejorar la toma de decisiones estratégicas.
Construir un modelo inclusivo y sostenible
Debemos avanzar en los objetivos climáticos y energéticos sin olvidar a las personas en un momento en el que la totalidad de los actores sociales y políticos participan de un modo activo para definir los planes; identificar las oportunidades y desafíos, y preparar a los trabajadores para nuevos puestos de trabajo.
Para ello, necesitamos plantar cara a las desigualdades a nivel económico y social, acabar con estas brechas y prestar atención a los colectivos más vulnerables.
La transición energética justa no es solo un imperativo ambiental, sino también una garantía de un sistema sostenible, inclusivo y equitativo. Símbolo de un modelo resiliente y transparente en el que nadie se quede atrás.