
Cada vez más empresas se apuntan a la retribución flexible, una modalidad salarial que empodera al trabajador, le hace partícipe de la personalización de su nómina y aumenta su poder adquisitivo.
Ofrecer un plan de retribución flexible a tus empleados puede suponer un ahorro considerable en el IRPF que se reflejará en la renta.
Se trata de asignar parte del salario a la adquisición directa de beneficios o servicios exentos de impuestos. El propio empleado elige estos beneficios de acuerdo con sus necesidades, dentro de los modelos existentes, que avanzan hacia la personalización para cada trabajador.
A estos se han incorporado servicios relacionados con el bienestar físico y mental y la conciliación. Así, pueden escoger, desde guarderías, comidas y transporte, hasta seguros médicos y servicios de desarrollo personal.
A la hora de hacer la declaración de la renta, el empleado no tiene que declarar nada, solo las cantidades que excedan del límite exento por ley, que tributarán como retribución en especie. Dicho de otro modo, el ahorro es previo y ya viene reflejado en la renta, ya que son servicios con beneficios fiscales que se atribuyen al salario bruto (antes de impuestos).
El ahorro puede variar en función de su salario, así como de la cantidad mensual que se destine a la retribución y los servicios y productos elegidos.
En cualquier caso, al ofrecer un plan de retribución flexible a tus empleados aumentará su poder adquisitivo en un contexto en el que la subida de salarios no ha podido acompañar al incremento del IPC. Esto generará en tus empleados la percepción de un incremento en su nómina, al estar estos servicios exentos de impuestos y, por lo tanto, una mayor satisfacción, lo que redundará positivamente en la retención de talento.
