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Cómo un CTO as a Service puede salvar tu startup (aunque no sea tecnológica)
Diego Manuel Béjar CTO as a Service con 30 años de experiencia en startups

Cómo un CTO as a Service puede salvar tu startup (aunque no sea tecnológica)

Este experto recomienda la figura del CTO as a Service, que se convierte en un recurso extremadamente valioso para cualquier startup.

22/09/2024  Redacción EmprendedoresFirmas
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Cómo un CTO as a Service puede salvar tu startup (aunque no sea tecnológica)

Hoy en día, prácticamente cualquier startup tiene una base tecnológica importante, aunque el core de su negocio no sea precisamente la tecnología. Ya sea una web de comercio electrónico, una app o simplemente un software de gestión interna, la tecnología es lo que permite que todo funcione. Si la tecnología falla, todo se detiene.

Imagina una tienda de ropa online: el core de su negocio es conseguir ropa de calidad, negociar con proveedores, gestionar la logística, captar clientes… pero si su web se cae, las ventas se paralizan, el marketing digital pierde efectividad, y el equipo de atención al cliente se ve desbordado. No se puede vender, ni gestionar clientes, ni hacer absolutamente nada sin la tecnología funcionando correctamente.

Es fácil pensar que solo las empresas de software necesitan un CTO, pero esto no podría estar más lejos de la realidad. La verdad es que cualquier startup que dependa de la tecnología –y en el mundo actual, esto abarca casi todas las startups– necesita a alguien que supervise su infraestructura tecnológica.

Ahí es donde entra la figura del CTO (Chief Technology Officer). Pero no estamos hablando de un simple «jefe de informática», estamos hablando de un líder estratégico capaz de tomar decisiones críticas que alineen la tecnología con los objetivos de negocio.

Spoiler: si estás pensando que eso ya lo sabes, pero que un CTO es demasiado caro para tu startup… te interesa seguir leyendo.

¿Por qué un CTO es clave para cualquier startup?

La razón principal es que las startups, aunque no sean tecnológicas en esencia, dependen en gran medida de la tecnología para crecer y sobrevivir. He visto muchos casos donde la falta de un CTO llevó a startups a problemas catastróficos que se podían haber evitado con decisiones técnicas más acertadas.

Por ejemplo, una startup que decidiera desarrollar su producto mínimo viable (MVP) sin supervisión técnica podría acabar con un software que no escala cuando la empresa más lo necesita. Y es que, aunque la escalabilidad no sea una prioridad al principio, las decisiones técnicas deben permitir que el producto pueda crecer en el futuro.

No es que el MVP tenga que ser perfecto. Un MVP es exactamente eso: un mínimo viable en el que siempre van a faltar cosas y va a tener fallos. Pero hay una diferencia considerable entre un producto que tiene solo lo mínimo pero que está preparado para poder ampliarse en el futuro, y un producto que es una caja cerrada en la que no puedes tocar nada porque se desmonta y cuando le quieras pedir más rendimiento o añadir algo no vas a poder hacerlo y vas a tener que tirarlo todo para volver a empezar.

Lo más curioso es que la diferencia entre ambos productos no es el precio: hacer las cosas bien solo es un poquito más caro, ya que en ambos casos se van a tener prácticamente las mismas funcionalidades y por tanto van a requerir el mismo esfuerzo de desarrollo.

Lo que marca la diferencia es haber contado con un CTO que desde el principio hubiera tomado las decisiones estratégicas sobre arquitectura de software e información, herramientas, tecnología y requisitos. Alguien con la suficiente visión estratégica tanto de negocio como de tecnología como para saber qué puertas hay que dejar abiertas, qué se puede posponer, qué hay que tener presente desde el principio…

Recuerdo un caso en el que, al llegar a tan solo mil usuarios, la aplicación colapsó por no haber sido diseñada correctamente. El proveedor hizo una demo y la startup solo estaba viendo lo que le enseñaban en la demo porque no tenía a nadie que entendiera las tripas de lo que había detrás.

La demo gustó, terminaron de pagar por el desarrollo y, dos meses después de subir a producción, al crecer el número de usuarios, empezaron a producirse caídas del servicio, tiempos de respuesta exasperantes…

Al querer reclamar al proveedor, este daba largas hasta que dejaba de responder, porque le resultaba mucho más ventajoso estar trabajando en otro nuevo desarrollo que perder el tiempo arreglando sus desmanes ya facturados y cobrados.

Más frecuentes son los casos de startups que se encuentran «secuestradas» por proveedores externos que son los únicos capaces de hacer mejoras o solucionar errores, algo que frena cualquier oportunidad de crecimiento y crea una dependencia innecesaria que espanta a los inversores.

¿De verdad el «propietario» de lo que hace funcionar tu negocio no es tu propia startup? Imagínate tener que explicar a los inversores que, antes de crecer, hay que invertir decenas de miles de euros para rehacer el producto, que lo que han visto no es una base sobre la que construir sino una fantasía desechable, y que para saber lo que va a costar pasar al siguiente nivel tienes que pedir presupuesto a ese proveedor, que te va a poder pedir lo que quiera porque dependes de él.

Imagínate que, justo cuando tu producto empieza a llamar la atención de posibles inversores, deja de funcionar y de repente todo tu negocio, incluyendo la llegada de esos valiosos primeros ingresos, tiene que paralizarse porque no está funcionando algo que, simplemente, tendría que funcionar. La frustración es inmensa y la posibilidad de perder el time to market es un lastre que puede marcar la diferencia entre éxito y fracaso.

Tener un CTO desde el principio podría haber evitado todos estos problemas. Un CTO no solo se asegura de que el código esté bien estructurado, sino que se preocupa de que sea entendible, mantenible y escalable.

Si tu startup depende de proveedores externos, el CTO supervisa su trabajo, garantizando que el control tecnológico no esté en manos de alguien ajeno al negocio, que lo que están entregando cumple con las necesidades de negocio y que la startup mantenga la propiedad de su tecnología. Esto puede ser crucial cuando llega el momento de conseguir inversión o de contratar nuevos desarrolladores.

Aún recuerdo la angustia en la voz de quienes protagonizan estos casos que os comparto. «Pero cuando nos hicieron la demo todo funcionaba»…  y explicarles que la demo la hicieron en un entorno cerrado con solo 2 usuarios simultáneos y no es lo mismo cuando hay miles de usuarios conectados. «Sí, aquí tenemos el código»… y explicarles que lo que tienen es una versión obsoleta que no se corresponde con lo que tienen en producción y ni siquiera compila porque le faltan archivos.

El coste es tremendo. Lo que se hubiera podido evitar con tan solo unas horas de referente técnico realmente implicado, se convertía en meses de desarrollo bajo mucha presión con un coste muy superior al inicial. En uno de los casos, lamentablemente, la startup iba muy justa de dinero y no pudo asumir los costes, perdió el inversor interesado cuando este vio que el producto que le habían presentado en realidad no existía y había que volver a hacerlo de cero…. y tuvieron que tomar la fatídica decisión de cerrar.

No es noticia que muchas startups tienen que cerrar sin haber alcanzado el éxito, eso lo sabes siempre que emprendes. Pero cuando ves que lo podrías haber evitado y que no hubiera sido tan costoso… ahí duele más. En mi caso particular, que he sido emprendedor en numerosas ocasiones, que prácticamente lo llevo en mi ADN, es especialmente doloroso ver cómo se cae un proyecto prometedor llevándose tanto esfuerzo e ilusión.

El CTO: más allá de la informática

Muchas veces se confunde la figura del CTO con la de un jefe técnico que simplemente sabe de informática. Sin embargo, ser CTO es mucho más que conocer el código o la infraestructura tecnológica. Un CTO debe estar en contacto directo con las necesidades del negocio, porque su labor no se limita a gestionar la parte técnica. Su principal objetivo es asegurar que la tecnología esté siempre al servicio del negocio.

Esto significa que el CTO tiene que estar alineado tanto reactivamente, respondiendo a las necesidades que plantea el negocio, como proactivamente, identificando mejoras que podrían impulsar el crecimiento o la eficiencia. Por ejemplo, puede detectar que la automatización de ciertos procesos internos ahorraría tiempo y recursos a la empresa, o que implementar una nueva herramienta de análisis de datos optimizaría la toma de decisiones.

Pero para lograr esto, el CTO necesita más que conocimientos técnicos. Debe estar al tanto de las últimas tendencias tecnológicas, pero también debe ser capaz de comunicar estas ideas de manera efectiva con el equipo de negocio.

Su trabajo es traducir las necesidades del negocio en soluciones tecnológicas y, a la vez, identificar oportunidades tecnológicas que el negocio aún no ha considerado. Esto solo se logra mediante una comunicación continua con los responsables del negocio y una implicación en la estrategia de la startup.

Las ventajas de un CTO as a Service

Aquí es donde el concepto de CTO as a Service se vuelve especialmente relevante. Muchas startups no pueden permitirse un CTO a tiempo completo en sus primeras fases. Un CTO experimentado puede tener un salario que fácilmente esté fuera del presupuesto de una startup joven, y esto crea una paradoja: necesitan a un CTO, pero no pueden pagarlo. Sin embargo, la figura del CTO as a Service soluciona este problema.

Con un CTO as a Service, tu startup puede contar con la experiencia y los conocimientos de un CTO, pero de una forma flexible y ajustada a sus necesidades. Esto puede marcar una gran diferencia. En lugar de tener un CTO a tiempo completo, tienes acceso a un profesional que se involucra en los momentos críticos, ya sea para auditar el trabajo de los proveedores, asesorarte sobre la mejor tecnología a utilizar o implementar buenas prácticas de desarrollo. Esto te permite evitar problemas mayores a largo plazo, sin necesidad de hacer una gran inversión en recursos humanos.

Además, un CTO as a Service puede aportar una visión estratégica sobre cómo aprovechar mejor la tecnología. Quizás pienses que con tener tu web o app funcionando es suficiente, pero hay mucho más. Un CTO as a Service se asegura de que implementes soluciones escalables, seguras y que puedas integrar nuevas tecnologías en el futuro, como inteligencia artificial, automatización o análisis de datos. Incluso puede proponerte mejoras en tus procesos internos mediante la automatización de tareas repetitivas, lo que aumentará la eficiencia y reducirá costes.

Mejor prevenir que curar

A nivel extrictamente económico, como CTO as a Service, me resulta muy beneficioso cada vez que me llega un cliente cuando ya es tarde, porque van a ser meses de trabajo dedicando mucho tiempo y eso, según mi gestor, es buena facturación. Además, cuando se alinean los astros –cuando no solo puedes arreglarlo, sino que además la startup puede soportar el tiempo necesario para que llegue ese arreglo– al solucionar el problema eres una especie de héroe y todo el mundo te abraza y te dice lo guapo y lo listo que eres. Pero no me gusta.

No me gusta porque es mucha presión. No me gusta porque no tienes garantías de llegar a tiempo, porque ni siquiera sabes lo que te vas a encontrar y no depende de ti, sino de lo que han dejado los otros. No me gusta porque ves cómo se desangra la startup (y no por mis honorarios, sino por el parón que esto supone y porque solucionarlo implica a más personas). No me gusta porque pasas a trabajar desde el lado de la angustia de los fundadores. No me gusta por muchas razones, pero lo seguiré haciendo.

Lo que sí me gusta es cuando cuentan conmigo para un proyecto desde el principio. Esos clientes no le gustan tanto a mi gestor, porque solo pagan unas horas al mes. Pero la paz mental de saber que solo tienes que ser bueno, responsable y comprometido en tu trabajo, que vas a poder cumplir con lo que prometes porque esta vez sí que depende de ti y de tu transparencia, que los problemas que enfrentará la startup serán solo los de negocio porque ya te encargas tú de que la tecnología funcione…

Pero sobre todo lo que me gusta es implicarme en un proyecto en el que cuentan contigo porque confían en que los voy a llevar al siguiente nivel y no por desesperación cuando solo quieren no hundirse. Me gusta tener esa posibilidad de ser parte de su éxito con mi humilde contribución. Eso no tiene precio y es como una droga.

Hacer más con menos: la solución ideal para startups

Al final, un CTO as a Service se convierte en un recurso extremadamente valioso para cualquier startup. En lugar de enfrentarte a problemas técnicos inesperados o quedar atrapado en manos de proveedores externos, te aseguras de que tu tecnología esté en las mejores manos. Y lo mejor de todo: pagas solo por lo que necesitas. Este modelo es especialmente útil para startups que, aunque no sean tecnológicas, dependen completamente de la tecnología para crecer.

He visto startups escalar sin problemas gracias a una base tecnológica sólida, mientras otras caían porque subestimaron la importancia de tomar las decisiones correctas desde el inicio. Mi recomendación es clara: si tu startup depende de la tecnología –y créeme, lo hace–, contar con un CTO as a Service desde el principio es probablemente la inversión más inteligente que puedes hacer. Al final, la diferencia entre el éxito y el fracaso puede estar en cómo gestionas tu tecnología desde el principio.

Diego Manuel BéjarCTO as a Service con 30 años de experiencia en startups
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