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Oscar Rubio CEO Lodgerin
Óscar Rubio Fundador y CEO de Lodgerin

Cómo explorar, acertar y fallar hasta encontrar el camino adecuado

Este emprendedor cuenta en primera persona cómo decidió convertir una mala experiencia buscando piso en el extranjero en un proyecto de éxito.

01/07/2024  Redacción EmprendedoresFirmas
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Cómo explorar, acertar y fallar hasta encontrar el camino adecuado

Esta es la historia, contada en primera persona, de Óscar Rubio, un emprendedor por vocación, que hace diez años fundó Lodgerin, la primera proptech que ofrece una plataforma que simplifica la movilidad internacional, creando un ecosistema digital para organizaciones y propietarios de alojamientos. Su relato es el de alguien que decidió convertir una mala experiencia buscando piso en el extranjero en un proyecto de éxito.


“Mi historia comenzó en 2011 cuando me mudé a Leeds (Reino Unido) y tuve que encontrar piso. Necesitaba algo sencillo que cubriera mis necesidades, que no implicase gestiones muy complicadas y que me permitiera sentirme como en casa.

Desafortunadamente, la búsqueda fue un auténtico desafío, convirtiendo lo que debería ser una gestión sencilla en una odisea. Tras dos años allí, volví a España convencido de que podía evitar que otros vivieran una experiencia como la mía. Estaba seguro de que además de solucionar este problema, podía crear y desarrollar un proyecto escalable y rentable.

Había un problema que abordar y confiaba en que tenía la respuesta, de hecho, creía haber dado con una idea única y novedosa. Pronto me di cuenta de que había cometido mi primer error, me lancé a la piscina sin pensarlo, cegado por avanzar rápido y con mucho por hacer.

Fui aprendiendo y superando retos, hasta que en 2016 puse la primera ‘piedra’ de la que es ahora mi compañía. La experiencia que había tenido en Leeds me empujó al sector de la recolocación y la movilidad porque creía y sigo creyendo que los estudiantes internacionales, nómadas digitales y expatriados, que buscan alojamientos de media estancia, no están bien atendidos.

Cuando decides emprender, te das cuenta de que vives en la cuerda floja en todo momento. Una sensación difícil de aguantar, pero a la que te acabas acostumbrando. Incluso, al principio, cuando crees que ya lo tienes todo preparado para arrancar, te asaltan las dudas. En mi caso, cuando comencé a contar qué sería mi proyecto, ni tan siquiera mi círculo más cercano comprendía el concepto.

Con el tiempo, entendí que el esfuerzo y mi determinación fueron claves para que el proyecto saliera adelante. Se suele pensar que tener una “gran idea” es la antesala del éxito, pero seguramente lo que se te haya ocurrido ni es tan novedoso como parece, ni te llevará directamente a liderar una gran compañía, tu trabajo y perseverancia son las que marcarán si tu proyecto es exitoso o no.

En mi caso, soy partidario de emprender solo. En este sentido, siempre me gusta recordar a Juan Roig, presidente de Mercadona, que una vez dijo: El número ideal de socios en una empresa es un número impar menor de tres. Y no se equivoca.

No obstante, sé que yo solo no voy a ser capaz de construir la empresa con la que sueño, por ello trato de rodearme de un magnífico equipo. En mi opinión, es imprescindible rodearse de gente que sepa más que tú y que te inspire. Así, aprenderás y conseguirás crecer más rápido. El mejor ejemplo de este modelo es la relación que tengo con mi Director de Operaciones. Llevamos siete años trabajando juntos, es accionista de la empresa y es mi paño de lágrimas y yo el suyo, hablamos de todo y siempre que necesito consejo acudo a él.

De igual manera, es necesario confiar en tu equipo y pensar que ellos van a hacer el trabajo de la misma forma que lo harías tú. Permitidme de nuevo la frase hecha, si Roma no se hizo en un día, una empresa tampoco.

Como decía antes, emprender es vivir con miedo al fracaso y estar constantemente en la cuerda floja, pero también es darse cuenta de que cualquier problema tiene solución si le dedicamos tiempo, cariño y te rodeas de gente que sepa más que tú y os inspiréis mutuamente.

Aprovechando que estamos a las puertas de unos nuevos Juegos Olímpicos, se podría decir que un emprendedor es como un atleta que competirá este verano en París. Aun preparándose durante años, poniendo todo el esfuerzo posible y aprendiendo de cada uno de los entrenamientos, lesiones y competiciones, solos unos pocos elegidos se llevarán la medalla de oro a casa.

Dejando al margen la gloria, los que se queden con la miel en los labios lo volverán a intentar dentro de cuatro años y seguirán trabajando y peleando hasta que lo consigan. El emprendimiento es lo mismo, es prueba, error y mucho aprendizaje que poco a poco va marcando tu camino hacia el éxito.

Óscar RubioFundador y CEO de Lodgerin
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