Veinticinco días le bastaron a Alberto Espinós para dejar su puesto en una plataforma de crowdfunding y lanzarse a montar su propia empresa.
El trabajo previo
“En 2016 yo estaba trabajando en Crowdcube. Tenía muchas ganas de descubrir mundo, así que me cogí todas mis vacaciones de golpe para viajar al sudeste asiático (Tailandia, Laos y Camboya). Y fue durante los preparativos y durante el propio viaje cuando sentí la necesidad de usar y vestir productos específicamente diseñados para viajar. Todos tenemos en la cabeza una marca cuando hablamos de deporte, de surf, de skate, pero por aquel entonces a mí no se me ocurría ninguna marca de referencia en el espacio del viaje”.
De entre todas las cosas que descubrió en aquel intenso viaje, “lo que más eché en falta fueron unas zapatillas todoterreno que me acompañaran en todos los terrenos, para nadar o meterte en una cascada o para ir a cenar con tus amigos y pareja, y sentir que vas no solamente cómodo sino también adecuado. Esa fue la chispa que me llevó a dejar mi trabajo. Realmente, sin gran planificación y con una mano delante y otra detrás, pero con la ilusión de crear este calzado versátil que nos permitiera a los viajeros llevar un solo par de zapatillas en la mochila”.
Al volver de aquel viaje, se puso a hacer los deberes. “Intenté entender mejor cómo funcionaba la industria textil y del calzado, empecé a buscar marcas de referencia que hicieran productos para viajeros. Nuestro zapato debía poder utilizarse para subir a un barco y visitar varias islas, meterse en una cascada y después continuar haciendo trecking o el camino de vuelta hacia el hotel sin tener que cambiar de zapatillas”.
Y lo consiguieron: desde 2017 han vendido ya más de 652.600 zapatillas. Hoy cuenta con 50 personas en plantilla, 2 tiendas físicas, aspiran a cerrar este ejercicio con 4, y en 2023 alcanzaron una facturación de 27 millones de euros. Conozcamos las claves.
El poder de la colaboración
El mundo de la emprendeduría le tocaba de cerca a Espinós, tanto por el trabajo, “ya que en Crowdcube me dedicaba a apoyar y acompañar a emprendedores en sus procesos de financiación”, como por su época universitaria donde tenían un grupo de compañeros de ingeniería y ADE interesados por el ecosistema emprendedor.
“De manera que se dio la circunstancia de que dos de mis pasiones en las que había estado invirtiendo más tiempo, viajar y hablar con emprendedores y empresarios, se unieron. Así fue como, “una persona como yo con muy poco bagaje y cero experiencia en la industria pudo realizar diferentes viajes al sur de España para conocer y conectar con fabricantes de la industria del calzado y con diseñadores freelance que me ayudaron a hacer realidad este proyecto”.
Campaña en Kickstarter
En diciembre de 2016 dejó su trabajo y en 2017 arrancó con el proceso de diseño y fabricación de un mínimo producto viable.
“Fue una experiencia complicada porque, pese a toda la ayuda o consejo que recibes, pasar de 0 a X es difícil. Y, en 2018, tras ese primer año de experimentar y aprender, presentamos nuestra propuesta de valor al mundo a través de una campaña de Kickstarter. Allí pusimos en preventa nuestro producto (el 14 de abril), lanzamos la campaña y en sólo 51 días conseguimos más de 2,1 millones de euros. Nos convertimos así en el proyecto/campaña de origen español que más dinero ha recaudado en la plataforma y la primera del mundo en la categoría de calzado. Fue pasar de 0 a 1.000 y, en 2017, nos encontramos con la responsabilidad de entregar más de 35.000 pares de zapatillas en 140 países”.
Ser una marca inspiradora
“Conectado mucho a la esencia de mi aventura en el sudeste de asiático y con la visión de construir la marca de referencia para el viajero y de liderar este nicho/espacio, tomamos la decisión en colaboración/consonancia con nuestra comunidad de que Tropicfeel no fuera sólo una marca de calzado: habíamos llegado al mundo para inspirar y ofrecer innovación a los viajeros y cambiar también la forma en que la gente viaja para promover una manera de moverse más responsable y consciente”.
Esto enlaza con lo que Espinós llama “un approach único y auténtico vinculado al viaje. A día de hoy, ya vemos grandes marcas lanzando productos para este vertical, pero nuestra propuesta es más auténtica, original y única porque sólo hablamos de viajes. Creo que es esa esencia, esa autenticidad la que nos hace querer entender las necesidades reales del viajero y no las del montañero o el skater”.
Su comunidad y su marca se apoya mucho en un contenido aspiracional e inspiracional que elaboran a partir del feedback de miles de viajeros. “Tenemos mucha suerte porque nos dedicamos a lo que nos apasiona y apasiona a millones de personas. En las diferentes campañas que hacemos a lo largo del año solicitamos la colaboración de los viajeros que generan contenidos y eso nos permite alcanzar esa conexión que no es sólo transaccional sino que es también emocional”.
Con el foco en un nicho concreto de viajeros
Gran parte del éxito radica en “haberse centrado en aportar valor en un espacio y un tipo de viajero muy concreto. Cuando hablamos de viajes hay muchas interpretaciones, pero para nosotros el viaje aventurero es nuestra estrella polar y por extensión el viajero que invierte gran parte de su tiempo y dinero a vivir nuevas experiencias y descubrir el mundo. Ese foco ha sido fundamental porque podíamos haber creado productos para viaje-ros urbanos o para viajeros de sol y playa, pero decidimos focalizarnos en viajeros que se adentran en la naturaleza para conectar consigo mismos y con las culturas”.
Construyendo una comunidad
La comunicación y la creación de contenido ha sido fundamental para la construcción de una comunidad que en el caso de Tropicfeel alcanza las 40.000 personas en la TF Nation (programa de lealtad) y las 547.000 en las redes sociales.
“Nacemos como una marca con la colaboración como parte fundamental de nuestro ADN; sobre todo, porque nos damos a conocer a través de una campaña de crowdfunding, un método supercolaborativo donde no sólo encuentras clientes, sino que realizas una conexión emocional con toda esta gente que apoyó el producto. En 51 días conseguimos que más de 26.000 personas creyeran en nuestra propuesta y fuesen capaces de adelantar 50/100/200 euros a una marca que no conocían para que esta le enviase un producto de aquí a tres o cuatro meses. Toda esta gente no está comprando un producto, está en realidad apoyando una ilusión y el sueño de unos jóvenes en España que quieren facilitar la vida de los viajeros. Esa es la esencia que hemos conseguido mantener, no sólo apalancándonos en el crowdfunding para hacer crecer nuestro portfolio sino también para aumentar las conexiones”.
Con el crowdfunding por bandera
Siempre que necesitan fondos recurren fundamentalmente al crowdfunding: “Hemos hecho un total de cinco campañas en Kickstarter: dos en la categoría de calzado, dos en la de mochilas y equipaje y una más enfocada al propósito de la marca para financiar un documental donde dar visibilidad a la injusticia que se estaba cometiendo en un bosque de República Dominicana. A día de hoy, somos una de las compañías europeas que más dinero ha conseguido en Kirkstarter, unos 7 millones de euros, con el apoyo de 100.000 personas”.
También tienen otras formas de financiación
“En el 2020 tomamos la decisión prepandemia de acelerar el crecimiento a través no sólo de la preventa sino con el conocimiento de inversores privados, tanto a través de fondos como de equity crowdfunding. Hemos hecho tres ampliaciones de capital: en 2020, de un millón; en 2021, de dos millones, y a finales de 2022, de 5 millones de euros. Es decir, en total 8 millones de euros”.
Un producto cuidado y sostenible
Analizando las necesidades de su nicho de viajeros, se animaron a entrar en nuevas categorías. “No vender sólo calzado, sino ser una marca que inspire al viajero y así surgió la idea de las mochilas y equipaje. Ahora mismo vendemos tantas mochilas como calzado, 40% en cada caso, más un 20% de ropa”.
La producción la realizan en China, Vietnam y Portugal. “Fabricamos allá donde mayor y mejor acceso a la innovación y los materiales hay, principalmente, para crear productos que realmente cumplan con las expectativas de nuestros viajeros: productos versátiles, pero con un nivel de performance y calidad elevadas y con el menor impacto en el medio ambiente posible”.
Desde 2018 utilizan materiales reciclados, materiales naturales, orgánicos “y con la mayor trazabilidad de con quién trabajamos y por qué hemos tomado esta decisión de trabajar con ellos”.
Vendiendo en EEUU, Alemania, Reino Unido…
“Desde la primera campaña de Kickstarter ya construimos una comunidad de más de 140 países, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que era muy complicado gestionar una comunidad tan extensa: vendíamos en países que no conocía o en islas que no sabía ubicar en el mapa y donde el envío multiplicaba por tres el precio del calzado. Aprendimos muchísimo y decidimos reducir el mercado: ahora nos centramos en 50/60 países, donde EEUU supone el 20% de nuestra facturación, seguidos de Alemania y Reino Unido”.
Claves de gestión
“Rodearse de gente que comparte una visión y una pasión por el viaje. Eso ha sido fundamental. Confiar en aquella gente que entiende que viajar puede cambiarte la vida e influir en el mundo y en la gente que te rodea. Y, a partir de ahí, cada vez tener más paciencia porque el equipo crece, las responsabilidades son mayores y las cosas son cada vez más complejas. Y también mucho optimismo y el convencimiento de que lo que estamos haciendo puede generar mucho impacto y que Tropicfeel puede conectar a millones de viajeros”, asegura.