Hace ya tiempo que la sostenibilidad dejó de ser un tema ético para convertirse, además, en un requisito fundamental para la supervivencia de cualquier empresa, independientemente de su tamaño o del sector en el que desarrolla su actividad.
Las compañías que ignoren este cambio corren el riesgo de quedarse atrás, tanto en términos competitivos como financieros. Por el contrario, los negocios que abracen esta transformación e integren la sostenibilidad en su ADN no solo reducirán riesgos, sino que también estarán mejor equipados para reconocer oportunidades, innovar y crecer en un mundo que demanda cada vez más responsabilidad corporativa.
Y es que, la creciente exigencia de prácticas sostenibles no solo proviene de los consumidores y de los organismos reguladores, sino también de las instituciones financieras. Los bancos, los fondos de inversión y otros actores del sector financiero lejos de situarse como meros espectadores, están jugando un papel crucial para facilitar y acelerar la transición hacia modelos de negocio que velan por el desarrollo sostenible.
Los actores del sector financiero están jugando un papel crucial para facilitar y acelerar la transición hacia modelos de negocio sostenibles
Más oportunidades de financiación
Lo dicho, los inversores ya no se conforman con verificar cómo es de rentable una empresa para decidir si ponen o no su dinero en ella. Ahora, exigen también un compromiso real con la integración de criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) en las estrategias y modelos de negocio.
La realidad respalda esta tendencia (que no moda) con datos. En España, la Inversión Socialmente Responsable (ISR) aumentó un 10% en 2021 con respecto al año anterior, alcanzando los 379.618 millones de euros en activos gestionados bajo los criterios de la sostenibilidad, 234.896 correspondientes a entidades nacionales y 144.721 a activos de organizaciones internacionales comercializados en España, según datos de Spainsif.
La previsión es que este tipo de inversión siga aumentando. Por tanto, las compañías que adopten los parámetros ESG y prioricen el impacto positivo de sus actividades en el medio ambiente y en la sociedad gozarán desde ya de una ventaja competitiva a la hora de buscar financiación; primero porque les permitirá ampliar su base de inversores, también porque podrán acceder a un abanico más amplio de productos financieros y negociar mejores condiciones.
«En Ibercaja somos conscientes de que la incorporación de la sostenibilidad en la actividad de las entidades financieras ayudará a conseguir una economía neta de emisiones de efecto invernadero en 2050, por nuestro papel como correa de transmisión de los flujos monetarios y gracias a la gran capilaridad de nuestra red de oficinas», señala Toño Ruiz, jefe de Estrategia Comercial de Banca de Empresas de Ibercaja.
«La incorporación de la sostenibilidad en la actividad de las entidades financieras ayudará a conseguir una economía neta de emisiones de efecto invernadero en 2050»
Toño Ruiz, jefe de Estrategia Comercial de Banca de Empresas de Ibercaja.
Menos riesgos financieros y reputacionales
Una de las principales razones por las que las entidades financieras están apostando por las empresas sostenibles es la reducción del riesgo que ven al invertir en ellas.
Las compañías que no adoptan prácticas sostenibles se enfrentan a un creciente escrutinio por parte de reguladores, consumidores y otros grupos de interés. Esto puede traducirse en multas, sanciones y pérdidas de reputación para la marca que afectan directamente a su rentabilidad y, por ende, a su capacidad para cumplir con sus obligaciones financieras.
Por el contrario, las empresas que integran criterios ESG en sus planes estratégicos no solo reducen estos peligros, sino que también mejoran su capacidad para atraer capital. Al tener una gestión más sólida de los riesgos ambientales y sociales, las entidades financieras las perciben como más estables y confiables.
Innovación y competitividad a través de la sostenibilidad
Lejos de ser una carga, la sostenibilidad es un motor de innovación y competitividad para las empresas. Aquellas que la integran en sus operaciones a lo largo de toda la cadena de valor encuentran, a menudo, nuevas formas de reducir costes, por ejemplo a través de la eficiencia energética en sus operativas, la reducción de residuos o el fomento de la economía circular.
Al mismo tiempo, las organizaciones que adoptan sistemas de gobernanza, estrategias, parámetros y metas que impactan de manera positiva en su entorno social y medioambiental pueden descubrir nuevas oportunidades de negocio con el desarrollo de productos o servicios que, además, al estar alineados con la mayor demanda social respecto a la sosteniblidad, aumentan el valor para los clientes.
Las entidades financieras ya están reconociendo este potencial y, en muchos casos, acompañan a las empresas en su proceso de innovación, ofreciendo productos financieros específicos para fomentar la investigación y el desarrollo en tecnologías limpias, además de asesoramiento para optimizar los modelos de negocio sostenibles.
Las entidades financieras reconocen el potencial que la sostenibilidad como motor de innovación y acompañan a las empresas con asesoramiento y productos específicos que fomentan la investigación
Un imán para atraer y retener talento innovador y comprometido
Los profesionales en general y en particular las nuevas generaciones que se incorporan al mercado laboral valoran trabajar en organizaciones que no solo buscan maximizar beneficios, sino que también se preocupan por el impacto que generan en el entorno.
Esta coherencia entre principios y acciones atrae y retiene a personas que comparten la misión de generar un cambio positivo en la sociedad, fomentando una cultura corporativa centrada en la innovación, la colaboración y el propósito.
Para las empresas, contar con un equipo comprometido y motivado por un fin más allá del beneficio económico, genera estabilidad, lo que aumenta su valor en el mercado. La combinación de talento innovador y una visión sostenible convierte a estas organizaciones en una apuesta atractiva para los inversores (también para los tradicionales) interesados en generar retornos económicos y, al mismo tiempo, contribuir a un impacto positivo en el entorno.
El marco regulatorio y su impacto en la financiación
La normativa también está jugando un papel relevante en la financiación de las empresas sostenibles. A nivel internacional, acuerdos como el Pacto Verde Europeo y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU están impulsando un marco regulatorio que obliga a las empresas a replantearse sus prácticas.
La Directiva sobre Información Corporativa en materia de Sostenibilidad (CSRD), que entró en vigor en enero de 2023, es solo un ejemplo del cambio de paradigma. A medida que las regulaciones europeas se endurecen, las compañías que no se alineen con los nuevos estándares de sostenibilidad se quedarán fuera del acceso a financiación.
Por otro lado, las entidades financieras también están sujetas a regulaciones más estrictas para apoyar la transición hacia una economía sostenible. La implementación de los Principios para la Banca Responsable y, dentro del contexto del Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles, la Taxonomía Verde europea, son solo dos ejemplos de cómo los gobiernos y los reguladores están incentivando la inversión en proyectos que miran más allá de la rentabilidad económica.