El incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha sido una de las prioridades del Gobierno desde que Pedro Sánchez ocupara el Palacio de La Moncloa.
Desde entonces, el SMI se ha incrementado un 54%, elevándose desde los 735,90 euros mensuales en 14 pagas en 2018 hasta los 1.134 euros al mes en los que se sitúa con la última revalorización.
Entre los economistas hay tanto entusiastas como detractores del establecimiento de un salario mínimo, sopesando las bondades y las contraindicaciones que conlleva.
Pero las pymes parece que lo tienen muy claro: están a favor. Al menos ésta es la conclusión que se extrae del ‘II Informe Hiscox de pymes y autónomos en España. Radiografía del ecosistema empresarial español’, elaborado por la aseguradora en colaboración con KPMG, que desvela que 7 de cada 10 pymes y autónomos españoles (72%) están a favor de la subida del SMI.
¿Cómo afecta a las pymes la subida del SMI?
Pese a que las pymes se muestran a favor de la subida del SMI, son conscientes de las repercusiones que tiene para ellas. De hecho, casi la mitad de las empresas consultadas (49%) aseguran que estos incrementos han afectado a su competitividad.
En realidad, se han visto afectadas en los últimos años por una combinación de factores que ha desencadenado un aumento de costes que ha repercutido en sus márgenes operativos.
El estudio reseña que los costes operativos de las pymes han aumentado un 11,2% entre el cuarto trimestre de 2021 y el cuarto trimestre de 2023, aunque en el último año han disminuido ligeramente (-0,7%), dando un cierto respiro a la rentabilidad de estas empresas.

La investigación detalla que este incremento se debe al aumento de las tres grandes partidas de costes de las pymes: laborales, de insumos y de servicios.
En primer lugar, los costes laborales han experimentado una subida muy importante en los últimos dos años. En concreto, se han encadenado diez trimestres consecutivos de subidas interanuales de al menos un 5%, algo que no sucedía desde 1994, según indica el informe.
El estudio especifica que este aumento es fruto de un incremento del 5% de la remuneración media y de un 5,9% del resto de costes laborales, como cotizaciones, premios, bonos, horas extras, etc.
El informe también desgrana el incremento de los costes laborales de los últimos dos años por tipo de pyme. Así pues, vemos que las empresas más perjudicadas por dicho aumento han sido las pequeñas, con un aumento de los costes laborales del 11%, frente al 10% de las empresas medianas.
Por otra parte, el documento recuerda que las pymes van a tener que afrontar las consecuencias que podría tener la reducción de la semana laboral a 4 días o la reducción de la jornada semanal a un máximo de 37,5 horas, un asunto del que ya hemos hablado en EMPRENDEDORES.
De hecho, existe cierta preocupación entre las pymes: 2 de cada 3 de las compañías consultadas creen que la jornada máxima de 37,5 horas semanales no serán beneficiosa.
En cuanto a los costes de los insumos, que incluyen bienes intermedios, productos energéticos, bienes de equipo y bienes de consumo, la investigación de Hiscox y KPMG desvela que se acumula una subida del 36,1% desde finales de 2019 y del 13,3% desde finales de 2021, a pesar de que durante el último año han disminuido un 4,6%.
Lo que ha disparado los costes de las empresas es la energía, con un aumento de un 79,8%, si bien en el último año se registra un recorte del 22,6%.

Finalmente, las pymes y autónomos han tenido que hacer frente al incremento del coste de los servicios demandados, que ha crecido un 6,2% desde finales de 2021 y un 3,1% interanual a cierre de 2023.
Los costes que más han repuntado en estos últimos dos años han sido los de publicidad (14,1%), transporte (10,7%) e internet y hosting (8,8%), siendo sus tasas interanuales del 9,7%, el 3,1% y del 4,4% respectivamente.
Otros obstáculos para la rentabilidad
Además de estos incrementos de costes, el informe hace hincapié en que las pymes y autónomos han tenido que lidiar con otros elementos que lastran su rentabilidad, como la presión tributaria, la rigidez de las normas laborales, el absentismo o la carga burocrática.
Asimismo, pone el acento en el incremento de los tipos de interés que vienen pagando las pymes para financiarse, que se han disparado en los últimos dos años, como consecuencia de la subida de la política monetaria desplegada por el Banco Central Europeo para contener la inflación.
“Este aumento de los tipos de interés, que llevaban una década alrededor del 0%, ha aumentado el coste de financiación de las pymes hasta situarse a finales del 2023 por encima del 5% por primera vez desde marzo del 2009, cuando un año antes estaba en el 3%”, puntualiza el estudio.
Aunque parece que comienza a relajarse. “Parece que la subida se está ralentizando, ya que en el último trimestre del año el incremento interanual fue sólo del 1,96%, mientras que en los trimestres anteriores fue del 2,8%”, subraya.
Además, el estudio recalca que la menor disponibilidad de financiación bancaria coincide con una restricción del crédito comercial entre empresas.