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Los problemas crecen para Elon Musk

A Elon Musk se le acumulan los problemas. X factura un 40% menos que cuando la compró, tiene una deuda de 13.000 millones y se ha devaluado un 60%.

31/12/2023  David RamosActualidad
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El fantasma de la suspensión de pagos se asoma por las oficinas de X, la antigua Twitter. Desde que Elon Musk comprara la empresa, los ingresos de la plataforma han caído hasta los 3.000 millones de dólares, un 40% menos de lo que facturaba cuando el empresario se hizo con ellas.

Asimismo, arrastra una deuda de 13.000 millones de dólares con diversos bancos, contraída por la propia empresa para realizar una operación de autocartera, por lo que la propia X actúa como garantía de dichos préstamos.

Y la compañía no sólo debe devolver el crédito, sino que también ha de hacer frente al pago de intereses, igual que cualquier empresa o particular. Una analista de Wall Street estima que X puede estar pagando entre 1.300 y 1.500 millones de dólares al mes en intereses a estas entidades financieras, tal y como informa El Mundo.

Además, la red de microblogging se ha devaluado sustancialmente desde que Musk la adquirió por 44.000 millones de dólares. Ahora valdría unos 19.000 millones. Igualmente, los activos de la compañía, valorados en 13.000 millones de dólares cuando Musk la compró, ahora valen 5.800 millones.

Todo este cóctel de números supone un auténtico problema para X, que se está acercando peligrosamente a una posible suspensión de pagos. Según El Mundo, X no genera capital ni para el alquiler de sus sedes, que ha dejado de pagar varios meses este año.

Amenaza para la fortuna de Musk

De este modo, es el propio Musk quien está poniendo dinero de su bolsillo. Sin embargo, el empresario tiene un problema de liquidez. Aunque amase una de las mayores fortunas del mundo, con un patrimonio por encima de los 200.000 millones de dólares, está invertido en activos de sus empresas.

A su vez, dichas acciones sirven de garantía ante los créditos solicitados por Musk para adquirir sus bienes, como yates, aviones, etc. Esta estrategia es utilizada por los millonarios para rebajar su factura fiscal, ya que se pueden desgravar los intereses de los préstamos y no han de pagar por las plusvalías de sus acciones mientras que no las vendan.

Sin embargo, supone un problema de liquidez para el empresario de origen sudafricano. Si necesita realizar pagos, tendría que vender acciones de sus compañías. Esto tiene inconvenientes. Si vende muchas acciones de Tesla, el valor de la empresa caerá. Y en el caso de SpaceX, necesitaría encontrar un comprador, ya que la compañía no cotiza en Bolsa.

Más amenazas para X

Por si fuera poco, la Comisión Europea acaba de iniciar un procedimiento de infracción contra X por posible incumplimiento de la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés).

La investigación trata de dilucidar si la red social está soslayando su obligación de frenar los contenidos ilegales y la desinformación en el contexto del ataque terrorista de Hamás contra ciudadanos israelíes.

Por otro lado, no hay que olvidar que a X le ha salido un competidor: Threads. Musk no se tomó demasiado bien el lanzamiento de esta nueva plataforma, propiedad de Meta, matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp.

Medio en broma, medio en serio, el empresario mantuvo un tira y afloja con Mark Zuckerberg, llegando incluso a especularse si podrían acabar dirimiendo sus disputas a guantazo limpio en una pelea de lucha extrema, como relatábamos este verano.

Muchos dolores de cabeza para Musk

X no es la única preocupación para Musk. Hace unos meses informábamos de su choque con el Gobierno estadounidense a raíz de la supuesta discriminación de refugiados y asilados en los procesos de contratación de SpaceX.

Además, aunque esta compañía prácticamente monopoliza el lanzamiento de cohetes espaciales, también se ha tenido que enfrentar a sonados fracasos, como la explosión de su aeronave Startship unos minutos después de despegar.

Y también está teniendo problemas con Tesla. El más reciente, el boicot generalizado en Escandinavia, como respuesta a su negativa a firmar un convenio colectivo con sus mecánicos en Suecia.

Estos trabajadores ya llevan un mes en huelga, pero la situación se ha complicado para Musk, que se ha encontrado con una ola de solidaridad que se ha extendido a otros sectores e incluso ha trascendido fronteras.

Por ejemplo, los estibadores suecos decidieron dejar de descargar sus coches en los puertos suecos. Asimismo, los técnicos eléctricos no están atendiendo sus estaciones de carga. Y los carteros han dejado de llevar las matrículas de los vehículos a las instalaciones de Tesla. Esto es todo un problema para la empresa, ya que las matrículas sólo se pueden remitir legalmente por correo y no pueden llegar desde otro país, tal y como explica elDiario.es.

Además, la estrategia de hacer llegar los vehículos a Suecia procedentes países vecinos se ha topado con la solidaridad obrera internacional. Por ejemplo, los estibadores y conductores de camiones daneses ya no están permitiendo que los vehículos Tesla lleguen a Suecia. Igualmente, el mayor sindicato del sector privado noruego se ha sumado a la protesta y se van a bloquear los envíos de coches al mercado sueco, según informa El Periódico.

Por otro lado, aunque Tesla esté batiendo récords de ventas, impulsadas por una significativa rebaja de los precios de sus coches, no está alcanzando los objetivos esperados por el mercado e incluso está anunciando despidos.

A esto hay que añadir el retraso en la entrega de su nuevo modelo Cybertruck, que por fin ha llegado a las carreteras, pero dos años después de lo previsto inicialmente.

David RamosDesde 2006, soy periodista freelance especializado en información económica, técnica y sectorial.
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