Mr. Wonderful no atraviesa su mejor momento. Hace apenas unas semanas informábamos de que ha logrado un acuerdo con la mayoría de sus acreedores, esquivando así la quiebra, lo cierto es que la empresa sigue estando en una situación complicada.
La compañía alcanzó el éxito con una fórmula sencilla, pero muy eficaz. La compañía comenzó realizando invitaciones de boda personalizadas y otros productos encargados por las parejas que se casaban, como chapas, cartelería, bolsas de tela, etc. Todo ello, con una visión desenfadada, colorida, optimista y con el ‘buen rollo’ por bandera, contábamos en este reportaje.
Sus artículos empezaron a llamar mucho la atención y se hicieron ‘virales’ porque quienes asistían a las bodas colgaban fotos en Facebook, generando mucho ruido en redes sociales.
Mr. Wonderful vio su oportunidad y aprovechó el tirón para montar su tienda online y para introducirse en tiendas de regalos, papelerías, grandes almacenes, etc. Poco a poco, la marca fue adquiriendo presencia, conformando un catálogo con decenas de productos.
Incluso empezó a abrir tiendas propias, donde no sólo ofrecía todo este extenso catálogo de productos, sino que también permitía que sus fans disfrutasen de la experiencia adentrarse en el universo ‘buenrollista’ de la marca.
Mr. Wonderful recurre a los tribunales
El estilo de Mr. Wonderful cautivó al público y pronto empezamos a ver otras muchas empresas que ofrecían una propuesta similar. La empresa afirmaba no temer a esta competencia. “Si compras un producto Mr. Wonderful, formas parte de la comunidad”, nos decía Javi Aracil, uno de los fundadores de la empresa, junto con su pareja Angi Cabal.
Sin embargo, poco después, en 2021, acudió a los tribunales, acusando a Ale-hop de competencia desleal. Mr. Wonderful consideraba que dicha cadena, famosa por sus tiendas con una reproducción de una vaca en la entrada, imitaba el estilo de sus diseños: tonos pastel, objetos animados y sonrientes, lettering con frases ingeniosas. etc.
El Juzgado de lo Mercantil número 5 de Valencia no pensó lo mismo, desestimando la demanda al considerar que dicho estilo no podía considerarse que perteneciese en exclusiva a Mr. Wonderful, como recogía El Confidencial.
La empresa recurrió a la Audiencia Provincial de Valencia, que volvió a dar la razón a Ale-hop. En este caso, Mr. Wonderful alegaba que los productos de Ale-hop se aproximaban “incuestionablemente” a su estilo, pudiendo crear confusión entre el público.
El tribunal admitió entonces que sus diseños gozaban de una “singularidad y características propias”, que explican su éxito, pero que también han propiciado la aparición de productos inspirados en ellos. No obstante, indicaba que la existencia de imitadores no implica necesariamente que se esté produciendo una competencia desleal, ya que no existe un riesgo de confusión entre ambas marcas por parte de los consumidores, según explicaba El Confidencial. Asimismo, la audiencia provincial no apreció “imitación sistemática o excesiva”.
Pese a estos dos varapalos, Mr. Wonderful ha decidido agotar la vía judicial y elevar su pleito al Tribunal Supremo, tal y como informa Cinco Días. En este caso, la empresa impugna el fallo de la Audiencia de Valencia por infracción procesal, al entender que se vulneraron sus derechos; y plantea la posibilidad de elevar una cuestión prejudicial al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), con el fin de que aclare si la interpretación de la legislación española que se ha hecho para resolver su demanda se aviene a la directiva europea relativa a las prácticas comerciales desleales de las empresas.
El Tribunal Supremo ha admitido a trámite los recursos, pero esto sólo significa que recursos cumplen los requisitos legales para que sean estudiados. Así que habrá que estar atentos para ver si se atienden sus demandas.
Ale-hop aguarda tranquila
Aunque verse inmerso en un proceso judicial siempre genera incertidumbre, las victorias cosechadas anteriormente en los tribunales otorgan cierta tranquilidad a Ale-hop.
“Respetamos profundamente el proceso judicial y las decisiones de los tribunales. Hasta el momento, tanto el Juzgado de lo Mercantil número 5 de Valencia como la Audiencia Provincial de Valencia han concluido que nuestras prácticas comerciales no constituyen competencia desleal. Ambas instancias han corroborado que los diseños de Ale-hop presentados en este procedimiento no infringen derechos de propiedad industrial de ningún competidor, se ajustan a las tendencias del mercado y cumplen con las normas de la sana competencia”, explican fuentes de la compañía consultadas por EMPRENDEDORES.
“Nos mantenemos firmes en nuestra posición: la incorporación de elementos ornamentales que humanizan los objetos de uso cotidiano no puede ser monopolizada por un único agente comercial en un mercado que defiende la competitividad. En Ale-hop creemos firmemente en nuestras propuestas de diseño propio, fruto del trabajo de nuestro equipo de diseñadores desde la fundación de la marca en 2001″, añaden.
«A lo largo de estos años, hemos creado y producido una amplia variedad de diseños originales que dotan de un estilo divertido a nuestros productos, mucho antes incluso de que Mr. Wonderful iniciara su actividad en 2011, aspecto que también ha sido recogido y reconocido en las sentencias tanto del Juzgado de lo Mercantil como de la Audiencia Provincial de Valencia”, recalca la empresa.
Además, recuerda que “ambas resoluciones judiciales han sido claras: los ‘estilos’ no son objeto de monopolio”. “Los elementos integrados en él, corresponden, definitivamente a tendencias de mercado, son de dominio público y están ampliamente utilizadas por numerosas empresas, lo que descarta cualquier aprovechamiento indebido de la reputación o esfuerzo ajeno”, aclara.
Ale-hop respeta la insistencia de Mr. Wonderful de recurrir al Tribunal Supremo. “Es parte de su derecho legal”, reconoce. Sin embargo, confía en que el más alto tribunal español ratificará las resoluciones previas, “reafirmando que nuestras prácticas se enmarcan dentro de una competencia legítima y respetuosa en el mercado y manteniéndose con ello la libre competencia promulgada por nuestro sistema constitucional”, concluye Ale-hop.