El ejercicio 2023 concluyó con una inflación del 3,1%, de acuerdo con el indicador adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Esto supone un importante descenso respecto a las cifras registradas en los dos años anteriores, en los que el índice de precios de consumo (IPC) alcanzó un preocupante +5,7% y +6,5% en 2022 y 2021, respectivamente.
La inflación subyacente, que excluye los alimentos no elaborados y los productos energéticos, se situó en el 3,8%, reduciéndose sustancialmente respecto a 2022 (+7%), ejercicio en el que la guerra de Ucrania disparó el precio de la energía, repercutiendo en todos los sectores de actividad.
Con la vista puesta en el presente ejercicio, las previsiones apuntan hacia una contención de la inflación en la zona euro, aunque será difícil alcanzar el objetivo del 2% que se fija desde el Banco Central Europeo, debido a efectos de base al alza (por la comparación respecto al año anterior) y la retirada gradual de las medidas fiscales adoptadas para tratar de paliar la crisis energética, tal y como indica el Banco de España.
Según sus pronósticos, en nuestro país se espera un leve repunte de la inflación en el arranque del año, retomando una tendencia descendente en la segunda mitad del año. Así, pronostica que el año se cerrará con una inflación media del 3,3%, situándose en torno al 2% en 2025 y 2026.
En cualquier caso, detalla que la evolución de los precios se verá muy condicionado por las decisiones sobre la expiración de las medidas aprobadas para reducir el impacto de la crisis energética. Hay que recordar que estas medidas se irán retirando a lo largo del año, como ya contamos en EMPRENDEDORES. Y también habrá que ver qué efectos tiene la previsible rebaja de los tipos de interés durante la segunda mitad del año.
Otras instituciones apuntan en una línea similar. Por ejemplo, Funcas espera una tasa media de inflación del 3,1%, coincidiendo con los pronósticos de S&P, que espera que la inflación caiga por debajo del 2% en 2025 (+1.9%).
En cualquier caso, los precios ofrecerán un comportamiento muy diferente dependiendo de los bienes y servicios de los que hablemos. Por ejemplo, en este artículo recogíamos la opinión de varios expertos, que destacan que los sectores que más afectados se podrían ver por la inflación en 2024 son la construcción, la alimentación y las tecnologías.
Repercusión de la la inflación en las empresas
Aunque la subida de precios se está moderando, la inflación todavía está por encima del 3%. Y, como decíamos, se espera un repunte en este comienzo de año. Así pues, cabe preguntarse qué impacto tiene en las empresas.
Según Crédito y Caución, el 97% de las compañías dicen que la inflación está impactando en su operativa. Indican que la subida de precios está repercutiendo en una reducción de sus márgenes comerciales (69% de las consultadas), un aumento de sus costes de aprovisionamiento (59%) y un incremento de los costes laborales (53%).
Asimismo, el 73% de las empresas consultadas por la Cámara de Comercio de España en su ‘Observatorio de Competitividad Empresarial’ respondieron que la inflación fue su principal problema en 2023.
Igualmente, el último sondeo de ‘Pulso empresarial’, realizado por KPMG y La Vanguardia, desvela que más la mitad de las empresas (53%) califica de ‘alto’ el impacto que generará la inflación en sus estrategias de crecimiento.
Con la cuesta de enero y la persistente sombra de la inflación y la crisis financiera, la consultora Expense Reduction Analysts (ERA) cree que la subida de los precios puede tener varios efectos sobre las empresas.
Aumento de los precios y reducción de márgenes
Los consumidores se enfrentan a precios más altos de productos cotidianos, mientras que los empresarios sufren un alza en los precios de las materias primas, la mano de obra y prácticamente todos los elementos necesarios para operar un negocio.
Este aumento de los costos impacta negativamente en los resultados de numerosas empresas, especialmente aquellas que ya contaban con márgenes de beneficio muy ajustados, tal y como denunciaba Lorenzo Amor, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA).
KPMG recalca que el incremento de los precios está haciendo crecer la cifra de ingresos de muchas compañías, pero el aumento de la facturación proviene de subidas de precios defensivas y no va acompañado de un incremento de los márgenes ni de los beneficios
Advierte que esto puede suponer un riesgo para las empresas. “Este incremento tanto en ventas como en compras provocado por las subidas de precio en las compañías que no tienen autofinanciación (periodos medios de cobro inferiores a sus periodos medios de pago) ha provocado un incremento de la disposición de las líneas de circulante, tanto de compras como de ventas, llegando en muchos casos a topar los límites de esas líneas sin posibilidad de asumir crecimientos de ventas en volúmenes por falta de línea para financiar ese crecimiento”, apunta.
“Si esta saturación de líneas lo unimos a la falta de incremento de beneficios asociado a lo comentado anteriormente y al importante efecto en resultados del coste de la deuda por la subida de los tipos, nos encontramos con compañías con líneas dispuestas al máximo y con dificultad para aumentar esas líneas por falta de resultados y deterioros de los rating internos en las entidades financieras y aseguradoras que otorgan esa financiación de circulante directa o indirecta, como es el caso de las aseguradoras”, agrega.
En respuesta a esta situación, ERA asegura que las empresas se ven obligadas a buscar formas de compensar estos incrementos, por lo que su primera reacción suele ser la de elevar los precios.
Interrupciones en la cadena de suministro
ERA afirma que la volatilidad de los precios, la escasez de mano de obra y otras perturbaciones económicas pueden ser causa de demoras y complicaciones en la cadena de suministro.
Esta situación, agravada por las tensiones en el Mar Rojo, hace que sea más difícil conseguir los productos o materias primas necesarios para el funcionamiento fluido de nuestro negocio, pudiendo generar retrasos en las entregas a los clientes.
Para mitigar estos riesgos, ERA indica que es importante tener una visión clara de los proveedores y de los mercados en los que se opera, así como estar al tanto de los cambios y tendencias.
Menor gasto
La inflación repercute directamente en un descenso del poder adquisitivo de los consumidores, lo que se traduce en un menor gasto.
La mayoría de las empresas se ven afectadas cuando disminuye el gasto general de los consumidores, ya que la base de clientes existente tiende a recortar el desembolso que hacen y, además, cuesta más atraer a nuevos clientes.
En este contexto, la consultora recomienda centrarse en la retención de los clientes que ya tenemos, puesto que los fieles a la marca suelen ser vitales para que una empresa sobreviva.