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Delaviuda: Cerca de un siglo endulzándonos la vida

Manuel López Donaire es el actual presidente de Delaviuda Confectionery Group, una empresa familiar, de capital 100% español, líder en el sector del turrón, confitería y barritas.

08/09/2024  Ana DelgadoCasos de éxito
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Cuando a los 29 años recibió de su padre una tarjeta de presentación en la que, debajo de su nombre, podía leerse Consejero Delegado, Manuel López Donaire tuvo que plantearse qué significaba ese cargo. Buscó entonces su propia definición, guiándose más por el sentido común que por el academicismo. “Persona que se encarga de identificar oportunidades y promoverlas y de detectar amenazas y tratar de sortearlas”. Con esta definición se quedó para toda la vida. 

Tampoco es que Manuel recibiese el testigo de Delaviuda en el mejor momento. Tras un 1992 pletórico, en 1993 llega la recesión económica con la resaca de la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona. Recién nombrado Consejero Delegado, detecta una oportunidad que luego se convertiría en una constante a lo largo de toda su trayectoria profesional: aprovechar las crisis para convertirlas en oportunidades. 

Crisis convertidas en oportunidad

La primera ocasión para impulsar el crecimiento inorgánico de la empresa le llega el mismo año 1993 con la adquisición de la sociedad Mazapanes de Toledo, conocida por la marca de La Bruja e histórico rival de Delaviuda en su categoría. Ya en 1996, surge una nueva oportunidad sectorial y adquieren otra de las empresas más emblemáticas: turrones El Almendro. 

Tendrían que esperar hasta la crisis de 2009 para hacerse con el 50% de la compañía francesa Artenay Bars SAS, hasta adquirir el 100% de la empresa en 2014. Esta, además de un crecimiento adicional, supone diversificar y un salto cualitativo. 

Siguiendo con la lista de adquisiciones, en 2015 asumen la propiedad de Mazapanes Donaire, empresa vinculada a la familia materna de Manuel. 

Para entonces se habían juntado con cuatro fábricas abiertas haciendo productos parecidos, así que deciden concentrar toda la producción en una única planta de más 40.000 metros cuadrados en la localidad toledana de Sonseca, fieles al origen que vio nacer la primera confitería de Delaviuda. 

Pioneros en sostenibilidad

El siguiente salto y el más inesperado de todos se produce en 2016, cuando en Delaviuda se convierten también en agricultores con el proyecto Almendralia Ibérica. “Fuimos a Extremadura para alquilar y comprar tierras en las que plantar almendras frescas y poder así garantizar la máxima trazabilidad de nuestros productos. Además, este proyecto contribuye al medio ambiente, al absorber de forma natural parte de las emisiones de carbono que podamos generar con la actividad fabril”, dice López Donaire. 

Actualmente, cuentan con más de 350 hectáreas y más de 100.000 almendros y árboles en la zona del Valle del Jerte-Alagón y Valle del Tiétar. La iniciativa contribuye también a fijar población en zonas abandonadas y se alinea con los valores corporativos porque Delaviuda fue una de las primeras empresas nacionales en hablar de sostenibilidad como pone de manifiesto la ‘Memoria de Sostenibilidad’ que llevan publicando durante 10 años consecutivos. La publican en la web, para todo aquel que tenga interés en conocer la evolución del grupo, ya que la transparencia es otro de sus valores. 

“Lo bueno que tiene publicar la memoria de la sostenibilidad es que al final te acabas comprometiendo cada vez más. No puedes repetir todos los años lo mismo”, dice López Donaire. 

Delaviuda: Cerca de un siglo endulzándonos la vida

La impronta del talento femenino

Así las cosas, Delaviuda Confectionery Group es hoy un grupo empresarial que aglutina a más de 530 empleados y factura 136 millones de euros, motivo que, entre otros, les hizo merecedores del Premio a la Gran Empresa de la XIX edición de los Premios Emprendedores que entrega esta publicación. Tampoco Manuel López Donaire es ya consejero delegado, sino presidente, después de nombrar a Isabel Sánchez Ruiz hace año y medio CEO de la compañía. Con esta decisión, el grupo, que sigue siendo 100% familiar, abrió por primera vez en sus casi 100 años de historia, la puerta a la dirección de una persona ajena a la familia.

También lo han hecho con el consejo asesor, donde cuentan con cuatro consejeros independientes y para el que, contrariamente a lo que sucede en la mayoría de las empresas, han tenido que esforzarse en buscar hombres para equilibrar un poco los órganos de gobierno en materia de género. 

Durante 2023 implementaron también una nueva estructura organizativa que responde a los retos estratégicos del grupo en los que participarán la cuarta generación, las hijas de López Donaire con especial foco en materia de gobernanza y gestión.

Sigue así la estela de una empresa marcada casi desde sus raíces por el talento y el coraje femenino después de que María Rojas decidiese tomar las riendas de la pequeña confitería que había montado en 1927 su esposo antes de fallecer como víctima de la Guerra Civil. A ella le atribuye el actual presidente del grupo otro de los grandes valores que siempre han marcado el devenir de la compañía: la perseverancia. 

También a María Rojas le debe el grupo el nombre de la marca bautizada de forma espontánea por los mismos clientes cuando, después del fallecimiento del fundador, en lugar de decir ‘voy a comprar a la confitería de Manuel López’ empezaron a decir ‘voy a la tienda de la viuda’. Cosas de la época. La nueva marca la registran finalmente de manera oficial en 1973. 

Faltan por referir otros dos valores que marcan el rumbo de la compañía: “ser fiable, algo que consiste en cumplir con lo que se dice; y el compromiso familiar de continuidad”. Ahora, a sus 60 años, López Donaire está haciendo con sus hijas lo mismo que hizo su padre con él a los 29 años. En sus manos deja el futuro de Delaviuda Confectionery Group que, en su carta a los reyes magos, pide “que sea una empresa profesionalizada al máximo en cuestión de gestión y gobernanza”.

También hay una frase que, aunque no sea suya, le gusta repetir: “Apunta a las estrellas y llegarás a la luna”, porque está convencido de que la ambición, cuando no se asocia al egoísmo, es positiva. 

Ana DelgadoLarga trayectoria en el oficio del periodismo. Sé poco de mucho y mucho de nada
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